martes, 17 de julio de 2007

Poemas de Alejandra Pizarnik



Salvación

Se fuga la isla
Y la muchacha vuelve a escalar el viento
y a descubrir la muerte del pájaro profeta
Ahora
es el fuego sometido
Ahora
es la carne
la hoja
la piedra
perdidas en la fuente del tormento
como el navegante en el horror de la civilización
que purifica la caída de la noche
Ahora
la muchacha halla la máscara del infinito
y rompe el muro de la poesía

(De La última inocencia, 1956)

Ella se desnuda en el paraíso
de su memoria
ella desconoce el feroz destino
de sus visiones
ella tiene miedo de no saber nombrar
lo que no existe

(De Árbol de diana, 1962)

explicar con palabras de este mundo
que partió de mí un barco llevándome

(De Árbol de diana, 1962)

Poema

Tu eliges el lugar de la herida
en donde hablamos nuestro silencio.
Tú haces de mi vida
esta ceremonia demasiado pura.

(De Los trabajos y las noches, 1965)

Quien alumbra

Cuando me miras
mis ojos son llaves,
el muro tiene secretos,
mi temor palabras, poemas.
Sólo tú haces de mi memoria
una viajera fascinada,
un fuego incesante.

(De Los trabajos y las noches, 1965)

Fiesta

He desplegado mi orfandad
sobre la mesa, como un mapa.
Dibujé el itinerario
hacia mi lugar al viento.
Los que llegan no me encuentran.
Los que espero no existen.

Y he bebido licores furiosos
para trasmutar los rostros
en un ángel, en vasos vacíos.

(De Los trabajos y las noches (Parte II), 1965)

Mendiga voz

Y aún me atrevo a amar
el sonido de la luz en una hora muerta,
el color del tiempo en un muro abandonado.

En mi mirada lo he perdido todo.
Es tan lejos pedir. Tan cerca saber que no hay.

(De Los trabajos y las noches (Parte II), 1965)

Se prohibe mirar el cesped

Maniquí desnudo entre escombros. Incendiaron la vidriera, te abandonaron en posición de ángel petrificado. No invento: eso que digo es una imitación de la naturaleza, una naturaleza muerta. Hablo de mí, naturalmente.

(De Textos de sombra y últimos poemas, 1985) libro póstumo, recopilado por Olga Orozco y Ana Becciú