lunes, 30 de diciembre de 2019

Alfredo Silva Estrada 1933-2009

       

        

Recientemente se cumplieron 10 años de la desaparición física de Alfredo Silva Estrada. Poeta, ensayista y traductor venezolano que vivió en la Poesía y para la Poesía. Junto con Juan Sánchez Peláez, en la década de los años cincuenta del siglo XX, marcaron la entrada de nuestra Poesía en la contemporaneidad; en tanto ambos poetas nos entregaron artefactos verbales que rompieron con la vocación intimista, romántica que había signado el género entre nosotros. Nos mostraron el poema como juego lúdico, a través del cual el lenguaje se expandía, alcanzando nuevas formas de aprehender lo real y lo sentido. La raíz genésica, creadora de lo poético. Silva Estrada, a través de su labor de traductor, dio a conocer entre nosotros importantes voces de la Poesía contemporánea en lengua francesa tales como Vahé Godel, Fernand Verhesen, Pierre Reverdy, Andreé Chedid. Y algunos de estos poetas, a su vez, tradujeron sus versos a la lengua francesa.
            Recuerdo la lenta cadencia de su voz, su mirada perdida que parecía indagar en honduras.
            Releo Acercamientos, compendio de su obra poética, que publicó Monte Ávila Editores en 1992. Señala Rafael Castillo Zapata en el prólogo sobre su Poesía: “Asertiva por definición, ella pone a cumplir a la palabra la tarea primordial de fundar y refundar el mundo y hace patente, con ello, la evidencia de su capacidad regenerativa, su madera para ser, a fin de cuentas, el único asilo, el móvil maleable, ciertamente u-tópico, asilo del hombre en medio de las tierras baldías, los cielos asolados, las oscuras noches del alma de la modernidad”. Ciertamente su Poesía, a través de sus imágenes apuesta, más allá de toda posible desolación, a la posibilidad siempre humana del renacer, sobre lo perdido o negado, la posibilidad de imaginarlo, de hacerlo imagen:

Raíz, nimbo de trizas.
Alborear en las grietas.

La clave de vacíos renueva su efusión.

Reír en lo quebrado.
Nuestra visión en quiebres concibe un nuevo sol

&&&

¿Cómo asir las canciones olvidadas?
            Luisa del Valle Silva

Si esa canción iluminó aquel día
Nos ilumina ahora
Aunque ahora la hayamos olvidado

Nos iluminan
En la concentración amorosa de aquel discreto azar
Sus voces espaciantes

                                   Memoria de unos labios
Con sed de asir las canciones que ascienden
Por los secretos hilos del amor
Contra los muros de estampidos

Así la podredumbre de la ciudad se borra
En este diario goce de inventarnos un aire

martes, 18 de junio de 2019

Poemas de Oriette D’ Angelo


            


            Recientemente, el pasado 12 de junio, estuvo de cumpleaños la joven poeta y editora venezolana Oriette D’ Angelo (Caracas, 1990). Es egresada como Abogado por la Universidad Católica Andrés Bello. Participó en talleres de Escritura y Poesía en el Instituto de Creatividad y Comunicación (Icrea). Editora y fundadora de la plataforma literaria digopalabratxt y del proyecto de investigación y difusión #PoetasVenezolanas. Autora del poemario Cardiopatías (Monte Ávila Editores, 2016), del cual compartiré algunos textos, como afectuoso homenaje a la autora, quien actualmente vive en Chicago, donde cursó master en Comunicaciones Digitales en DePaul University Chicago. En la actualidad cursa el MFA de Escritura Creativa en Español de la Universidad de Iowa. En Diciembre de 2016 publicó la antología de jóvenes poetas venezolanos Amanecimos sobre la palabra, editada por Team Poetero Ediciones.

Su palabra poética, muy acorde a estos tiempos que vivimos, es contundente, afilada, pero no deja de entregarnos algo muy humano, una naturaleza golpeada pero que resiste, que se sobrepone, que lucha contra los avatares, que no se queja, no se rinde. Es además, una voz mujer, donde se expresa el sentir en su doble  significado, en tanto sensación, percepción física y en tanto sentimiento. Mas no sentimentalismo. En sus versos la voz lírica toma la distancia necesaria para no caer en la confesión intempestiva, en el sollozo. Esta voz es así también, una voz indudablemente urbana, citadina, no necesita decirlo explícitamente, ella crea su contexto urbanita a través del tono, de los referentes a los que alude.

[Sala de emergencia]

Hemos recorrido más que el asfalto. Dejamos pasar avisos de tránsito que nos advertían del posible desastre. Nos convertimos en un accidente que dejó estragos. Explosión de guerra avisada. Te conocí cometiendo el delito de lanzar una bomba directo al miocardio. No medí los frenos, me automediqué y me provoqué una sobredosis. [no entiendo cómo se desintoxica una herida queriendo a alguien roto.] Aquí estamos, en el eco del olvido, en la catástrofe del metrónomo. Tenemos la cronología completa de los accidentes y el país nos ayuda a reinventar la historia. Pasamos las venas como pasamos las páginas, pero no olvidamos. He cometido el error de quererme poco y dejar que otros se den cuenta. Sin embargo, vuelvo sin venganza al accidente que fuiste y lo convierto en un vendaje para no mostrar el hueso. Coloco mi herida en la candela. Me revuelco en la miseria que dejaste. Y la muestro.

A los hombres no les gustan las mujeres rotas

Nadie sabe que maltrata
hasta que rompe un hueso
           y aun así
los morados de la piel no saben de perdones
las heridas disecadas sólo cuentan una historia

Todo cuerpo supura infiernos
todo cuerpo admite queja
admite exilio

Nadie sabe que maltrata
  hasta que asesina

Nadie sabe que tiene fuerza
hasta que aprieta una garganta
luego abandona
sale corriendo
echa culpas
justifica puños
y huele a sangre
Todo cuerpo odia el desgarro
toda ausencia es un primer auxilio
Nadie sabe que es poco hombre
hasta que toca una mujer
                       para romperla

Quince minutos para ser póstumo

                                                                       a Yani

Ciudad de accidentes cardiovasculares. Avenidas como venas rotas de tanta grasa. Ciudad de misiles en dos ruedas. Ciudad de Yani Conte asesinado. Sueño incompleto sin poder dormir. Dicen los cuchillos que un hombre es un delito común, que un asesinato impune es prontuario negligente. ¿Han visto alguna vez una mancha de sangre en el concreto? Se asemeja a una mancha de aceite, pero más espesa, más humilde que el petróleo, más sincera. Todo lo de Yani se quedó póstumo, y en lo póstumo, él no deja de cantar. Los cuchillos dicen lo que la ciudad calla y aun así hablan más de la cuenta. Salgo a la calle y veo un asesino en cada hombre. Una puñalada/dos puñaladas/seis puñaladas. No hay número exacto en las variables del duelo. El cuerpo roto hace entender la cobardía del ataque: la raja inexacta del asesino inexperto. El lugar de la coincidencia: la Caracas extraviada. Tres y cincuenta y cinco. Cuatro y diez de la mañana. Quince minutos para ser póstumo. La otra parte de la historia está borrada por la huida.

Cobardía se escribe con [C] de Caracas. Una mano asesina es una huella adulterada, un ADN intervenido. Quince minutos y Yani Conte no dice. Sólo queda una ciudad para tragar en seco y recordar.

Crecer era aquello


Me dijeron que no

que no podía crecer así

siendo la muchacha mala de la historia

la que de ventana escogió mar

           no juguete

tierra

          y no pantalla

Me dijeron que crecer era «aquello»

no «esto»

que no

que no podía escoger querer vivir

con madre y tormenta

Tenía que escoger el paraíso

siempre así

                     superficial

desde la seguridad de los balcones

Me dicen que no

que no tenía por qué ver cómo hacían de madre

muñeca de trapo

Tenía que crecer lejos

desde la seguridad de la memoria

siempre así

siempre desde lo correcto

mirando hacia el piso así

siempre buena

triste.



viernes, 7 de junio de 2019

Poemas de Circe Maia




            Dos días atrás, la lluvia y el desamparo me llevaron a los espacios de la Poeteca de Caracas. Mi ánimo estaba como el clima y se me hizo que allí encontraría resguardo. No me equivoqué. Entre poetas y poemas la vida es más amable. Me puse a ojear primero Rasgos comunes, una antología de poetas venezolanos del siglo XX, recientemente editada en España. Una edición muy bonita, muy cuidada, que compilaron tres acuciosos escritores e investigadores venezolanos, Antonio López Ortega, Miguel Gomes y Gina Saraceni, los tres viven actualmente en el exilio. Miguel ya hace muchos años que vive en los Estados Unidos, donde es docente en una universidad y López Ortega y Saraceni, se han ido en tiempos más recientes. Hay en esa antología gratas sorpresas, como los textos de Salustio González Rincones, poetas de la generación poética del 18, que raramente encuentras en antologías patrias, poemas del maestro de mamá, el extraordinario poeta de provincias Miguel Ramón Utrera, poemas de Luz Machado. Luego, al azar me puse a ver qué poetas tenían exhibidos en su biblioteca los amigos de La Poeteca y di con la antología poética de Circe Maia (Montevideo, 1932). Maia, además de poeta, ha sido muchos años docente, en una ciudad de provincias, Tacuarembó, y traductora. Me enamoró su poesía diáfana, que hace énfasis en el mirar, en como el verso surge de esa mirada que se detiene en el mundo, sin mayores pretensiones, pero sacando de esa mirada detenida un lenguaje prístino, que llama las cosas por su nombre, pero al mismo tiempo te entrega algo esencial. Comparto algunos de los textos leídos:

JUNTO A MÍ

Trabajo en lo visible y en lo cercano
―y no lo creas fácil―
No quisiera ir más lejos. Todo esto
que palpo y veo
junto a mí, hora a hora,
es rebelde y resiste.

Para su vivo peso
demasiado livianas se me hacen las palabras.

(De Presencia diaria, 1963)

LA MUERTE
I
A las tres de la tarde le anocheció de golpe.
Se le voló la luz, el piso, las agujas
del tejido, la lana verde, el cielo.
Ves qué fácil, qué fácil:
un golpecito, un hilo
que se parte en el silencio
a las tres de la tarde.

Y después ya no hay más. De nada vale
ahogarse en llanto, no entender, tratar
de despertarse.
Muerte, de pie, la muerte
altísima, de pie, sola, parada
sobre mayo deshecho.

(De En el tiempo, 1958)

LAS COSAS

¿Para quién son entonces
tranquilas, quietas, siempre
quedándose
mientras tú y yo nos vamos?

Como si atravesáramos una plaza, de noche,
nosotros con la noche,
de la mano del viento,
y atrás vamos dejando
bancos desiertos, piedras,
faroles apagados,
árboles entrevistos,
vistos de paso, apenas.

¿Y para quién se quedan
―ya casi ni las vemos―
tranquilas, apoyadas
en su aire sin tiempo?

(De En el tiempo, 1958)

EL PUENTE

En un gesto trivial, en un saludo,
en la simple mirada, dirigida
en vuelo, hacia otros ojos,
un áureo, un frágil puente se construye.
Baste esto sólo.

Aunque sea un instante, existe, existe.
Baste esto sólo.

(De El Puente, 1970)

NOCTURNO

Este desprendimiento es como un desvestirse.
Gestos, miradas, voces, aparecen ahora
como una ropa ajada.

Los modos habituales de réplicas, defensas,
restos de charlas grises
sobre nosotros bajan,
caen.

Y da tanto trabajo, cuesta tanto
quitárselos después. Siguen pesando.
Han bajado esos turbios,
caen sonrisas flojas,
caen neutras miradas,
voces indiferentes
sin peso
bajan.

Hay ahora un depósito,
¿cómo vaciar de noche
para poder dormirnos
esta ceniza amarga?

(De El Puente, 1970)

DISCREPANCIAS

Dice la voz de la lluvia:
―Soy la misma de hace mil años
y de aquí a otros mil seré la misma.

Pero una gota, rota en la ventana,
no está de acuerdo.

(De Dos voces, 1981)

OCURRE

Muerde la boca la fruta,
los ojos devoran lo que los rodea
―masticar silencioso―

El pasar y pasar por los mismos lugares
los va absorbiendo…

Después se está como desparramado:
por todos los lados tú mismo acechas
y al dar vuelta a la esquina ya no te encuentras
con una casa, sino con su recuerdo.

(De Superficies, 1990)


jueves, 21 de marzo de 2019

Día Mundial de la Poesía







Hoy, 21 de marzo, se celebra en muchas ciudades del mundo el #DiaMundialdelaPoesia. Esta celebración, fue aprobada por la Unesco en 1999, luego  de la solicitud que realizara el 5 de febrero de 1998, el editor Antonio Pastor Bustamente. La resolución de la Unesco, publicada en París en 1999, dice lo siguiente:



El día de la poesía

La poesía es una manifestación de la diversidad en el diálogo, de la libre circulación de las ideas por medio de la palabra, de la creatividad y de la innovación. La poesía contribuye a la diversidad creativa al cuestionar de manera siempre renovada la forma en que usamos las palabras y las cosas, y nuestros modos de percibir e interpretar la realidad. Merced a sus asociaciones y metáforas y a su gramática singular, el lenguaje poético constituye, pues, otra faceta posible del diálogo entre las culturas.

La decisión de proclamar el 21 de marzo como Día Mundial de la Poesía fue aprobada por la UNESCO durante su 30º periodo de sesiones, que se celebró en París en 1999.

De acuerdo con la decisión de la organización Unesco, el principal objetivo de esta acción es apoyar la diversidad lingüística a través de la expresión poética y dar la oportunidad a las lenguas amenazadas de ser un vehículo de comunicación artística en sus comunidades respectivas.

Por otra parte, este Día tiene como propósito promover la enseñanza de la poesía; fomentar la tradición oral de los recitales de poéticos; apoyar a las pequeñas editoriales; crear una imagen atractiva de la poesía en los medios de comunicación para que no se considere una forma anticuada de arte, sino una vía de expresión que permite a las comunidades transmitir sus valores y fueros más internos y reafirmarse en su identidad; y restablecer el diálogo entre la poesía y las demás manifestaciones artísticas, como el teatro, la danza, la música y la pintura.

Organización de las Naciones Unidas
.

Para celebrar este #DiaMundialdelaPoesía comparto poema de Rafael Cadenas, quien encabezará hoy en Caracas recital poético que se llevará a cabo, a partir de las 4 pm, en la plaza Los Palos Grandes, en el que participaremos 40 poetas y actores venezolanos, el cual se ha titulado Poesía en Voz Alta. Comparto su Ars Poética:



Ars Poética


Que cada palabra lleve lo que dice.
Que se a como el temblor que la sostiene.
Que se mantenga como un latido.

No he de proferir adornada falsedad ni poner tinta dudosa ni
añadir brillos a lo que es.       
Esto me obliga a oírme. Pero estamos aquí para decir la verdad.
Seamos reales.
Quiero exactitudes aterradoras.
Tiemblo cuando creo que me falsifico. Debo llevar en peso mis
palabras. Me poseen tanto como yo a ellas.

Si no veo bien, dime tú, tú que me conoces, mi mentira, señálame
la impostura, restrégame la estafa. Te lo agradeceré, en serio.
Enloquezco por corresponderme.
Sé mi ojo, espérame en la noche y divísame, escrútame, sacúdeme.

Rafael Cadenas

domingo, 17 de marzo de 2019

Fe de errantes 17 poetas del mundo



            Ante la realidad, francamente voraz, que estamos viviendo en Venezuela, acudí a mi biblioteca en búsqueda de sosiego y me dirigí a los estantes de Poesía. Entonces, encontré este hermoso libro,  Fe de errantes 17 poetas del mundo, que conjuga poemas e imágenes visuales, las dos cosas que más me han acompañado siempre, las dos cosas que más he amado siempre, porque son las dos cosas que me han dado más profunda alegría, más profundo sosiego. Este libro, publicado por Otero Ediciones en 2006, fue compilado por Edda Armas y Lihie Talmor y la edición estuvo a cargo de Roberto Martínez Bachrich. Las imágenes que lo ilustran son grabados de Lihie Talmor, una de las compiladoras, y Juan Manuel de la Rosa.

Desde muy pequeña me amisté con las imágenes, a través de los álbumes de fotografías que papá fue tomando durante más de seis décadas. Fotos de nuestra familia, pero fotos también de sus amigos, de procesiones religiosas, paisajes, fotos de la ciudad. Allí había también, fotos de mis antepasados, fotos de los abuelos y tíos abuelos, que no conocí, porque ya habían muerto cuando nací, fotos incluso de la bisabuela paterna, Avelina. Pasé tardes enteras viendo lugares y rostros en Caracas, en Suiza, en París, en New York, lugares donde papá vivió a lo largo de su vida. Luego, cuando crecí, empezó a gustarme ver pinturas, grabados, ilustraciones. La Poesía llegó mucho después, porque no había lectores de Poesía en mi casa. Empecé a leer y escribir poemas ya adulta, cuando inicié mis estudios de Letras en la Universidad Central de Venezuela, en los años ochenta, tenía ya casi veinte años. Pero la Poesía llegó para quedarse.

Como 17 son muchos poetas para compartirlos todos con los posibles lectores de este blog, he hecho una selección de algunos de los textos leídos, aquellos que han hecho mayor resonancia en mí. Según nos explican las compiladoras, el criterio de selección hace referencia a un doble significado, a aquella persona que no tiene ancla, que va de un lugar a otro, un sinónimo podría ser nómada; pero también hace referencia a aquella persona que yerra, que se equivoca, esa acto tan humano, que pueden cometer las personas errantes y las no errantes también, por supuesto. Agradezco a sus compiladoras el haber descubierto algunos poetas cuya obra me era desconocida, particularmente los hebreos, pueblo cuyas expresiones culturales ignoro casi en su totalidad, pueblo marcado precisamente por la errancia.

Beatriz Alicia García
marzo 16, 2019


sobre todo llueve
y me importa

esto es bueno ahora
cuando todo
mi ser está turbio como la noche

me da tristeza y es bastante

pensar me trae recuerdos
y me importa que llueva
y olvide un poco

es necesario dejar de uno un tanto
quedar así
a solas
y que ellos se vayan

es importante que llueva
que llueva
y se llene
de agua todo el patio.

Reynaldo Pérez Só
Para morirnos de otro sueño, 1971.


FLORES DE CACTUS

a Pancho Vives, in memoriam

Hojas de papel en trozos cuadrados,
colillas de Camel en el pasto verde de abril,
pedazos de vidrio como collares de dioses
desaparecidos hace siglos y algo vulgares,
un carrete de máquina de escribir sucio, exangüe,
contra la superficie de lava petrificada y basalto.
Por aquí pasó el hombre: una pelota de fútbol
marchita hace meses compite, carmesí deslavado,
con el color de la sombra del árbol.
Pegados a la naturaleza rala,
puentes de significado voluble
entre ocio y desierto,
entre desecho y función,
arqueológicos y no odiables,
en fragmentos los objetos conquistan
la perpetuidad que los hombres no tienen:
la presencia del adolescente que pasa
del amante que busca un refugio,
del filósofo absorto en Lacan
es efímera a pesar de los gritos cambiados,
de la lágrima o del concepto vertidos,
en aquel lugar, allí,
donde la roca está circundada de hiedra
y un prado de cuatro metros de lado
vive bajo un encino aromático.
Ven, abandona el paseo mecánico
e inventa conmigo una nueva excursión.
Tal vez encontremos un cactus
que con las primeras aguas bebió
la savia, la memoria del mundo,
cuyas espátulas guarden el calor de esta tarde,
cuyas espinas lo hagan irredento
a la curiosidad, al acecho del tacto,
cuyas flores, satines en la aspereza,
hablen de ellas y de ti y de mí
sus compañeros inarqueológicos,
no residuales,
materia a camino del polvo,
imperceptibles después
de nuestra breve explosión.

Horacio Costa
Cuadragésimo, 1996.



Aquí golpeaba airadamente el padre sobre la mesa
causando un temblor de cristales, una zozobra en la sopa,
volcaba el jarro de su autoridad aprendida, de sus miedos,
de su ternura incapaz de balbuceos.
Adelantaba su dedo acusador y el silencio
era como una puerta obstinada que defendía a los niños del llanto.
Aquí sólo hay ahora una mesa de cedro, unos taburetes,
un modesto frutero que alguien hizo
con doméstico afán.
¿Dónde los niños,
dónde el padre y la madre arrulladora?
La tarde esplendorosa asoma añil y roja detrás de los vitrales.
Y pareciera que tanta paz, tanto silencio pesaroso
fuera el golpe de Dios sobre la mesa.

Piedad Bonnet
El hilo de los días, 1995.


ALTO DEL PEREGRINO

¿Qué tierra es ésta
en que los ciegos, en negra caravana,
erráticos, tanteando, a tropezones,
caminan entre escombros, sobre lápidas?

Es mi tierra, señor, y aquí hay días tan claros
como la frente de un niño que sueña.

¿Qué islas son éstas, pues, en que de noche
navegan por los aires los fantasmas
y se oye el lloriqueo de las viudas,
y las campanas
tocan a duelo en todas las iglesias?

Aquí nací, señor, y aquí me ha amado
con su cuerpo de sol una muchacha.

¿Qué patria es ésta
en que bajan los ríos cargados de ahogados
como barcos que ondean la enseña de la peste?

¿Por qué en sus hospitales, en sus patios,
en la leve veleta, en los altares,
hay cuervos y milanos y cernícalos?

Tengo una casa aquí y en cada cosa
hay palabras y sueños enredados.

¿Qué tierra es ésta que al pisar callamos?
¿Qué dioses vengativos hacen llover sobre sus gentes fuego?

Hace ya tiempo partieron los dioses.
Quizá, señor, no han existido nunca.

¿Qué sitio es, pues,
que no te atreves a decir su nombre?

Es mi sitio, señor, y esta es mi suerte.

Piedad Bonnet
Nadie en casa, 1994


VIENA (EN EL CAFÉ MUSEUM)

a mi hermana Ana

I
¿Se puede penetrar en el espacio de la memoria?
La estancia tiene forma de pentagrama, los muros oscuros
y anchos y unos cuantos libros en las esquinas.
Pudieran servirnos un café turco, en toda su gloria,
para contrarrestar la fría lluvia de primavera.
Si logramos traspasar la doble puerta
nos haremos fuertes frente a lo extraño. Por no escuchar
el reclamo de la caverna escondo un Jacinto azul entre la ropa.

II
Hallamos en sus muros desconchados
un juego zodiacal para protegernos del hado,
al abrigo de la luz, al amparo de las miradas.
Los animales del cielo nos señalan desde sus asientos
y no podemos escapar de sus bramidos,
la fuerza del espíritu clama por el advenimiento
de lo oculto, el grito de Sardanápalo ya asesinado.
Los signos se repiten en la dureza de la piedra.

III
La disciplina gobierna nuestras vidas,
no podemos dejar de andar por las constelaciones
para atajar la suerte en el sueño de los antepasados.
Hasta el punto marcado, hasta el espacio acotado,
todo es reflejo de las aguas superiores, del movimiento
de la batuta sobre la línea negra.
El castillo de Bartók es sólo el punto de partida,
luz y dolor para reconocernos en el jardín cifrado.

Rodolfo Häsler
Mariposa y caballo (Libro de viajes), 2002.

LUNARIA, BARCELONA

Un hombre pasa y come manzanas, hojas de laurel,
pasteles de almendras verdes que son un modo
de estar, un índice de premoniciones donde la
verdad tiene siempre lirismo agudo, dulce ebriedad.
Llegaste a conocer la soledad siendo todavía un
muchacho. Perseguido por ella no eres hijo del
 tiempo ni del reloj. Por comodidad rechazas la
agresión, la hostilidad, por eso, al morir la
tarde que arrastra en ella la mitología del
espejo, el viaje escandaloso a la casa del planeta
de luz, todos los reflejos de la ciudad coinciden
en tu vaso de té. Tienes el atrevimiento de vivir
en la hoja del puñal. ¿Qué puedo hacer yo ya, un
pobre santiaguero?

Rodolfo Häsler
inédito

DESDE LA BAHÍA

La bruma fresca
cubre a medias
esta ciudad
que apenas entreveo.
La luz, trinchera conocida
calma la soledad,
saberse aquí,
a un lado de la carretera,
en esta noche amplia.
¿Qué calles, qué siluetas,
qué recóndita esquina
esperan tras la niebla
mis pasos inseguros?
Imán (o vértigo),
la ciudad me convida
a perderme
entre su multiplicación
de voces y de espacios
y algún puente
-ahora desde lejos puedo verlo-
será la imagen
de un sueño repetido.
Me adentro imaginariamente
en la ciudad
y ella se adentra en otras calles
que de algún modo llevo dentro
en algún lado.
Y sin embargo estoy aquí,
todavía del otro lado del mar,
mirando esta ciudad celeste.
Estoy del otro lado del espejo,
y a través del espejo
me aproxima.

Carmen Villoro
El tiempo alguna vez, 2004.

Hasta aquí este abre bocas, esta breve selección de  Fe de errantes 17 poetas del mundo











domingo, 3 de febrero de 2019

Dos textos de Manuel Vilas

                                                 Manuel Vilas



MUJERES

No las ves que están agotadas, que no se tienen en pie, que son ellas las que sostienen cualquier ciudad, todas las ciudades. Con el matrimonio, con la maternidad, con la viudedad, con los golpes, ellas cargan con este mundo, con este sábado por la noche donde ríen un poco frente a un vaso de vino blanco y unas olivas. Cargan con maridos infumables, con novios intratables, con padres en coma, con hijos suspendidos. Fuman más que los hombres. Tienen cánceres de pulmón, enferman, y tienen que estar guapas. Se ponen cremas, son una tiranía las cremas. Perfumes y medias y bragas finas y peinados y maquillaje y zapatos que torturan. Pero envejecen. No dejan las mujeres tras de sí nada, hijos, como mucho, hijos que no se acuerdan de sus madres. Nadie se acuerda de las mujeres. La verdad es que no sabemos nada de ellas. Las veo a veces en las calles, en las tiendas, sonriendo. Esperan a sus hijos a la salida del colegio. Trabajan en todas partes. Amas de casa encerradas en cocinas que dan a patios de luces. Sonríen las mujeres, como si la vida fuese buena. En muchos países las lapidan. En otros las violan. En el nuestro las maltratan hasta morir. Trabajan fuera de casa, y trabajan en casa, y trabajan en las pescaderías o en las fábricas o en las panaderías o en los bares o en los bingos. No sabemos en qué piensan cuando mueren a manos de los hombres.





EL INMADURO


 Me pasa siempre, y duele, y confunde. Debe ser algo relacionado con la desesperación de vivir. Si estoy en Barcelona, me gustaría estar en Madrid. Si estoy en Zaragoza, me gustaría estar en La Coruña. Si estoy en La Coruña, me gustaría estar en la cima del Aneto, comiendo setas venenosas bajo el cielo helado. Si voy al cine, en mitad de la película me entran unas ganas revolucionarias de estar en mi casa viendo la televisión. Si estoy sentado en el sofá viendo la televisión, me gustaría estar muerto y enterrado en el cementerio, contando los días que faltasen para la resurrección de la carne. Todo me persigue, ciudades, cines, casas, cementerios. Si estoy con amigos, preferiría estar con amigas. Si estoy con amigas, me gustaría estar con enemigas. Si estoy con enemigas, me gustaría estar en casa durmiendo la siesta. Si me compro unos zapatos con cordones, en que salgo de la tienda y ando por la calle empiezo a envidiar a todos aquellos que llevan zapatos sin cordones. Y también me pasa con las camisas, las cazadoras, los pijamas, y las sandalias en el verano. Y también con las vidas: Si me pienso abogado, preferiría ser médico. Si médico, sacerdote. Si sacerdote, hombre casado y con siete hijos. Si casado, soltero. Si soltero, viudo muy apenado. Si viudo, monje. Si monje, matador de toros. Estés donde estés, no has acertado por completo. Siempre hay algo más barato y mejor por ahí. Siempre hay vistas desconocidas en el acantilado de la vida. Me está matando esto de vivir una sola vida. La gran muerte de vivir en una sola forma.

Datos biográficos del poeta:

Manuel Vilas (Barbastro, 1962) es poeta, narrador y ensayista. Entre sus libros de poesía destacan El cielo (DVD Ediciones, 2000),  Resurrección (XV Premio Jaime Gil de Biedma, Visor, 2005), Calor (VI Premio Fray Luis de León, Visor, 2008) y Gran Vilas (XXXIII Premio Ciudad de Melilla, Visor, 2012). Su poesía completa se publicó en 2010 (Visor) con el título de Amor. Es autor de las novelas España (DVD Ediciones, 2008; Punto de Lectura, 2012), que fue elegida por la revista Quimera como una de las diez novelas más importantes en español de la primera década del siglo XXI, Aire Nuestro (Alfaguara, 2009), que obtuvo el Premio Librería Cálamo, Los inmortales (Alfaguara, 2012) y El luminoso regalo (Alfaguara, 2013). Lou Reed era español (Malpaso, 2016), Ordesa (Alfaguara, 2018). Actualmente colabora en prensa y revistas y se desempeña como profesor de Filología.

Textos tomados, con fin divulgativo, de
http://diariopoliticoyliterario.blogspot.com/2013/10/diez-poemas-de-manuel-vilas-antologia.html