Así como el mirar contra el océano
cuando la vastedad
derrama el azul en las retinas,
así este golpe de ventana
cuando los ojos salen a bucear
en el verdor del parque,
en su color umbroso.
Todo va siendo peregrino
porque nuevo es el mirar que se hunde.
Es un irse,
quedarse sin adentro y sin afuera:
ese punto disolviéndose
en el lugar común,
en su fuga
por el aire vegetal que se pega al cielo.
De azul a verde sucede la mañana,
Sucede
Y nadie sigue estando.
Pausides González
(Del libro Libro del aire)
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