Ciertas jornadas se hacen largas.
Nadie
pregunta cómo las paso.
El rostro de los agresores
se
mezcla
con
el de los agredidos.
No se sabe
cuántos
sobreviven
a
la masacre.
LOS PAREDONES DE PRIMAVERA
No enseñaré a mi hijo a trabajar la tierra
ni a oler la espiga
ni a cantar himnos.
Sabrá que no hay arroyos cristalinos
ni agua clara que beber.
Su mundo será de aguaceros infernales
y planicies oscuras.
De gritos y gemidos.
De sequedad en los ojos y la garganta
de martirizados cuerpos que ya no podrán verlo ni oírlo.
Sabrá que no es bueno oír las voces de quienes exaltan el
color del cielo.
Lo llevaré a Hiroshima. A Seveso. A Dachau.
Su piel caerá pedazo a pedazo frente al horror
y escuchará con pena el pájaro que canta,
la
risa de los soldados
los
escuadrones de la muerte
los
paredones en primavera
Tendrá a memoria que no tuvimos
y
creerá en la violencia
de
los que no creen en nada.
Miyó Vestrini
Seudónimo de Marie-Jose Fauvelles. Periodista y poeta venezolana (1938-1991). Estuvo vinculada al grupo Apocalipsis de Maracaibo (1958). Dirigió la página de Arte de El Nacional y la revista cultural Criticarte. Los poemas que he copiado pertenecen a su libro "Pocas virtudes" (1986). En 1991 se suicidó.
3 comentarios:
Querida Beatriz,muy buena la escogencia de estos versos, son tristemente apropiados para estos días...
Un fuerte abrazo
Querida amiga, gracias por leer y comentar mi bitácora. Un abrazo.
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