Sunday
ritual
I would buy a botle
of cheap red wine
keep it on the dining
room table
like a fine
sculptured statue,
until Sunday came
when I would pour its
contents,
pretending it was the
ocean
fermented to red,
into a fake crystal
glass and drink
glass after glass
after glass
until all that
remained was the bloody bottom of the sea.
Sundays were always
hard on my heart, easy on my pen.
I was never a poet
then, just a girl
Longing to be home
In the presence of my
mother's complaining:
Why you young people
don't like church? Eh?
The old choir so old
that all of then combined
Don't have a full
mouth of teeth.'
To be home again,
I would give the old
people all my teeth.
Hand-wrap them and
deliver them at the altar
like a mash-mouth
virgin.
Here, my mouth is
full but my tongue is numb.
Just for remembrance,
I talk patwa with to the furniture.
The brown couch is a
broad back woman
with a basket of
fruit on her head
and three sons at
home sleeping.
The coffee table is
always my father,
stained in the middle
and most days left unpolished.
The frigid snow stuck
to the patio door
is the ripe belly of
a coconut I speak to while eating.
Here, you must turn
food into language.
Cook tin ackee * and
fresh codfish
until the aroma says,
'Mawning, how you do?
No time no see.'
On Sunday the heater
is set to sunshine
and with my breasts
drooping in a floral cotton wrap,
sweat trickling past my navel into my communion cup,
I curl up and die
another day in this place.
*Ackee: a Jamaican vegetable that is staple of the
diet
Ritual de domingo
Compraría una botella de vino tinto barato
para guardarla en la mesa del comedor
como una fina estatua esculpida,
hasta la llegada del domingo
cuando me la bebería,
pretendiendo que es el océano
fermentado de rojo,
dentro de un falso vaso de cristal para beber
vaso tras vaso tras vaso
hasta que sólo quedase el fondo ensangrentado del mar.
Los domingos siempre fueron arduos para mi corazón,
fáciles para [mi pluma.
Nunca era una poeta entonces, sólo una muchacha
que anhelaba estar en casa
frente a mi madre quejándose:
"¿Por qué a
ustedes los jóvenes no les gusta la iglesia?¿Ah?
El viejo coro tan viejo que todo junto
no logra completar los dientes de una boca".
Para estar de nuevo en casa,
tendría que darle a los viejos toda mi dentadura.
Envolverla y ofrendársela a ellos en el altar
cual una virgen desdentada.
Aquí, mi boca está llena pero mi lengua entumecida.
Sólo como recordatorio, hablo patois con los muebles.
El sofá castaño es una mujer ancha de espaldas
con una cesta de frutas en la cabeza
y tres hijos durmiendo en casa.
La mesa de café es siempre mi padre,
con una mancha en el centro y sin pulir las más de las
veces.
La nieve gélida atascada en la puerta del patio
Es el vientre maduro de un coco con el cual converso
mientras
[como.
Aquí, debes convertir el alimento en lenguaje.
Cocinar acki * enlatado y bacalao fresco
hasta que el aroma dice,
"Buenos días, ¿qué tal? Mucho tiempo sin
verte".
Los domingos mantengo el calentador a la temperatura de
la luz del [sol.
Con mis senos caídos dentro de una bata de algodón
floreada,
el sudor goteando más allá de mi ombligo dentro de mi cáliz
de
[comunión,
Me acurruco y muero un día más en este lugar.
*acki: vegetal jamaiquino de uso cotidiano en la isla.
Tanya Shirley
[traducción al español Beatriz Alicia García]
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