Vittoria Colonna (Galleria Colonna)
Todos
conocemos a los personajes importantes del Renacimiento, especialmente a los
grandes pintores (Leonardo Da Vinci, Miguel Ángel Buonarrotti, Rafael Sanzio) y
a sus mecenas, el más destacado fue el príncipe Lorenzo de Medici, pero también fue un importante mecenaz del arte el
papa Julio II, quien encargó a Miguel Ángel que pintara la capilla sixtina. Así
también, hemos leído a escritores de la época, Petrarca (1304-1374) Giovanni Bocaccio
(1313-1375), Maquiavelo (1469-1527), Michel de Montaigne (1533-1592) Miguel de
Cervantes (1547-1616), William Shakespeare (1564-1616). Época de cambios
importantes, época del Humanismo, y por lo tanto de la secularización del
saber, el cual sale de los monasterios, las abadías, a donde fue a parar, luego
de la caída del Imperio Romano y la barbarización de Europa.
Pero poco
sabemos de mujeres extraordinarias que también forman parte de la historia del
Renacimiento, como Artemisia, Gampara Stampa, o quien hoy nos ocupa, Vittoria
Colona. Quien nació en Marino, Italia, en abril de 1490. Su padre, Fabrizio
Colonna, pertenecía a una familia noble romana, y su madre, Agnese di
Montefeltro, descendía de la familia ducal de Urbino. Los Colonna, aliados de
la familia Dávalos, concertaron el matrimonio de Vittoria con Francisco
Fernando de Dávalos, noble napolitano de origen español, cuando era todavía una
niña. Vittoria y Francesco se casaron el 27 de diciembre de 1509 en Ischia, en
el Castillo Aragonés. Aunque el matrimonio había sido dispuesto para servir a
los intereses de sus respectivas familias, resultó bien desde el punto de vista
sentimental.
Sin embargo, los recién casados no
pudieron pasar mucho tiempo en Ischia, donde se habían establecido, ya que el
esposo de Vittoria debió partir a la guerra, a las órdenes de su suegro, para
combatir a favor de España contra Francia. Fue hecho prisionero en la batalla
de Rávena, en 1512, y deportado a Francia. Durante el tiempo en que Francesco
fue prisionero, él y su esposa mantuvieron una apasionada correspondencia. Más
adelante se convirtió en oficial del ejército de Carlos V y fue gravemente
herido en la batalla de Pavía, el 24 de febrero de 1525. Vittoria corrió a
reunirse con él en Milán, pero antes de llegar le sorprendió la noticia de su
fallecimiento en Viterbo. Ese trágico acontecimiento, la muerte de su esposo,
la llevó a una profunda tristeza y le inspiró la mayoría de sus sonetos que han
llegado hasta nosotros, sus Rimas.
Gracias a sus amigos logró superar el
profundo dolor que la embargaba. Sin embargo, tomó la decisión de retirarse a
un convento en Roma e hizo amistad con varios eclesiásticos que estaban
impulsando una corriente reformista dentro de la Iglesia católica, entre estos
se encontraba Juan de Valdés. Poco después, su hermano Ascanio Colonna tuvo
un conflicto con el papa Clemente VII. Vittoria se trasladó a Marino, y luego a
Ischia, tratando de mediar en el conflicto. Este desplazamiento evitó que
sufriese en propia carne las vicisitudes del Saco de Roma, en 1527, aunque
contribuyó a sus propias expensas a ayudar a la población y a rescatar
prisioneros.
Entre sus
amigos se contaron ilustres literatos, como Pietro Bembo, Luigi Alamanni y
Baltasar de Castiglione. Tuvo también una estrecha relación con reformadores,
como Pietro Camesecchi, Juan de Valdés y Bernardino Ochino. En 1539, cuando regresó
a Roma, entabló una apasionada amistad con Miguel Ángel Buonarroti, quien la
estimó enormemente, y sobre el cual tuvo una gran influencia. Miguel Ángel le
dedicó varios de sus sonetos y la retrató en numerosos dibujos. En 1541 su
hermano volvió a tener un enfrentamiento
con el Papa, ahora Pablo III, y llevó a cabo un levantamiento contra el mismo
que fracasó. Vittoria se trasladó entonces a Viterbo, donde conoció al cardenal
Reginald Pole. En 1544 regresó a Roma, donde la sorprendió la muerte en el
convento de San Silvestre, lo cual probablemente le ahorró algún disgusto con
la Inquisición, ya que desde el año siguiente sus amigos eclesiásticos serían
objeto de investigación.
Su obra
literaria comprende poemas de amor, dedicados a su marido, las Rimas,
subdivididas en Rimas amorosas y Rimas espirituales, inspiradas en el estilo de
Francesco Petrarca, y composiciones en prosa de tema religioso, entre las
cuales están el Pianto sulla passione di
Cristo y la Orazione sull’Ave Maria.
Sus obras se imprimieron por primera vez en Parma en 1538, pero poco después
aparecieron nuevas ediciones: en Florencia y Venecia, respectivamente.
Dibujo de Vittoria Colonna realizado por Miguel Ángel Buonarrotti
Poema de Vittoria Colonna
Tan sólo escribo para ahogar el llanto Scrivo sol per sfogar
l' interna doglia,
que a mi pecho alimenta únicamente, di che si pasce il cor,
ch' altro non vole,
y no por añadir luz a mi sol, e
non per giunger lume al mio bel sole,
que dejó en tierra tan preciados restos. che lasciò in terra sì onorata
spoglia.
Justa razón a lamentar me empuja; Giusta cagione a
lamentar m' invoglia;
mucho me duele el reducir su gloria; ch´ io scemi la sua
gloria assai mi dole;
con palabras más sabias y otra pluma per altra penna e più
saggie parole
quitarán a la muerte otros su fama. verrà chi a morte
il suo gran nome toglia.
Mi fe pura, mi ardor, mi interna pena La pura fé, l' ardor, l' intensa
pena
ante todos me excuse, que es tan grave mi scusi appo ciascun,
grave cotanto
que no la enfrentan la razón ni el tiempo. che né ragion né tempo mai l'
affrena.
Un amargo llorar, no un dulce canto, Amaro lagrimar, non
dolce canto,
no voz serena, lúgubres suspiros, foschio
sospiri e non voce serena,
no en estilo, en dolor me dan ventaja. di stil no, ma di
duol mi danno il vanto.
Tomado de "Tres poetisas italianas del Renacimiento ", poesía Hiperión)
No hay comentarios:
Publicar un comentario