Marissa es silenciosa, no le gusta hacerse notar. Pero detrás de esa delgada figura, se esconde una extraordinaria poeta, una humilde buscadora de honduras y bellezas. Nos conocemos hace años, de vernos en algunos eventos literarios, que siempre hay en Caracas. Pero sólo recientemente tuve la oportunidad de sentarme a conversar con ella, en una amenísima tarde de café en café Arábica, lugar de tantos gratos encuentros, en el que hacía mucho no me sentaba. Habíamos acordado desde hace varios meses una tarde de café y felizmente pudo darse. Esa tarde íbamos de sorpresa en sorpresa, descubriendo afinidades, además del amor por la literatura y la poesía, el amor por la naturaleza, por la necesidad de encontrar espacios para la soledad y el silencio. Le obsequié mi antología Lugares olvidados, publicada por Monte Ávila Editores en 2007 y ella a su vez me obsequió la suya Meridiano del Sol. Le comenté mis recientes experiencias como coordinadora de talleres, algunas semanas en el casco colonial de Petare, y más recientemente en la Casa Arturo Uslar Pietri. El estupendo feed-back con los niños y jóvenes entre 9 y 16 años, que sorprendentemente logré acoplar sin mayor problema. Después de algunas semanas atareadas logro leer su libro de poemas y no puedo menos que compartir sus preciosos versos, que me han deslumbrado. Versos donde se vinculan, dialogan el alma y la naturaleza, el alma y el ser.
Beatriz Alicia García
Compañero
Tu pecho tiene
el tamaño exacto de mi dolor
(el mío el de tu desasosiego)
Tu abrazo no me deja caer
(no te dejo caer)
en la miseria del mundo
Tu boca (en la mía) desgarra
la vana impostura
Incendiamos el mundo
para hacerlo nacer tibio pichón nuevamente
Desde tu trinchera
desde mi trinchera
marchamos con el ejército de los desposeídos
(los que tienen hambre y sed de justicia
(los mansos subversivos de corazón puro
los desperdigados hijos de Túpac Amaru
los hermanos de Cuauhtémoc
Pasas invisible entre los presuntuosos
paso invisible entre las frívolas
Hombre semejante y diferente
Eres el complemento
Manifiesto del corazón
Hay que recorrer todas las cuevas
restaurar todas las grietas
derribar los muros
abrir puertas y ventanas
Hay que borrar las cicatrices
el llanto de los espejos
amansar los perros del odio
dejar volar los pájaros de los propósitos
Hay que levantar un templo
torres, ábside, campanario
de cristales claros
donde cada piedra sea un sol
Gala
De plata y lapislázuli
la libélula
única alhaja de esta
pálida mañana
Corazón de flor
Una súbita
gota de rocío
ilumina
con oleaje de plata
el laberinto
Esbozo para Chuang-tzé
La mariposa
abre y cierra sus alas
en el polen umbrío
de la piedra
¿Sueña tal vez que es mujer?
Tierra de ancestros
¿Has visto el tierno tallo del bambú?
el sereno se demora
en el trazo de los nudos
en el verde nuevo de las hojas
inmóvil se queda
y con súbita luz resplandece
Un compañero desconocido
Por el estrecho sendero
me sigue la mansedumbre
ojos de dolor condensado en brillo
¿por qué quiere realizar conmigo la difícil ascensión?
Marissa Arroyal Ordeix
(San José de Mayo, Uruguay). Poeta, narradora, editora y ecologista. Nacionalizada venezolana, vive en Caracas desde 1974. Realizó estudios de Filosofía. Entre sus libros publicados se encuentran: Arcana (1982); Vertiente norte (Mención Poesía Bienal Mariano Picón Salas, 2001); Guaraira Repano (Premio Certamen Mayor de las Artes y de las Letras, 2004; Sogno nel tempio (Premio Internazionale di Poesia Nosside, 2005) y Centinela de los Toromaymas, 2006; su libro Estación Petare y otros poemas obtuvo Mención de Honor en la Bienal Latinoamericana José Rafael Pocaterra en 2008. También ha publicado literatura para niños: La montaña que vino del mar (Premio Único Bienal Latinoamericana Canta Pirulero); Los Tropitrolls (2007), Ling, la osa de los bambúes (2009) y Poemas al viento (2010).
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