Beverly Pérez Rego Foto: Laura Mustio
Conocí a Beverly Pérez Rego a finales de la década del 80 del siglo pasado. Coincidimos en el Taller de Poesía del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) que coordinó Armando Rojas Guardia entre 1988 y 1989. Espacio de encuentro semanal que para mí fue muy enriquecedor en mis años de formación, tanto por el coordinador del Taller, como por el excelente grupo que participó. Ya entonces había empezado a gestarse el primer libro publicado por Beverly, Artes del vidrio (Pequeña Venecia, 1992). Sus oscuras imágenes góticas, escritas en prosa poética llamaron poderosamente mi atención, porque en aquella época, por diversas circunstancias, sobre todo académicas, lo medieval había tomado especial interés para mí. Había leído textos narrativos, poéticos, ensayos, sobre la época, había escuchado canciones de trovadores provenzales. Lecturas que varios años después me llevaron a escribir mi libro de poemas Acto de fe (La Liebre Libre, 2000). Pero mi Edad Media no alcanzaba ni por asomo la hondura de ese imaginario que fue configurando la voz y la obra poética de Beverly Pérez Rego. La muerte, las figuras fantasmales que poblaban sus poemas me resultaban verdaderamente inquietantes, pero al mismo tiempo atractivas. La mujer, lo femenino, se configuraban con una gran fuerza. Sus arquetipos de lo femenino estaban vinculados a la noche, a la oscuridad, a lo misterioso, al terror mismo de lo gótico, a la fatalidad. En sus libros posteriores esta imagen se matiza, pero no pierde esa fuerza inicial. En 2006, Monte Ávila Editores Latinoamericana publicó una antología de sus libros publicados, Artes del vidrio (1992), Libro de cetrería (1994), Providencia (1997) y Escurana (2004), al que se añadía un libro inédito Grimorio, bajo el título de Poesía reunida. En estos días releo sus libros pensando en escribir un texto sobre las poetas de mi generación. Comparto el poema "Poesía es voluntad" de Grimorio.
POESÍA ES VOLUNTAD
Es cierto:
No es hilera de vocablos sentados cómodos sobre
el intelecto;
No es sapiencia intimidante, ni sollozo de vida
parcelada-
No apela a la inteligencia, ni busca seducir.
No es una idea.
Es una orden.
Si la tienes,
Ni el más alto destino te salva.
A veces nos arrodillamos y rogamos no venga-
Mas si la tienes, te mata,
o te hace más esclavo.
Es el punto negro antes de la ceguera,
el arte negro, la más negra de las artes.
La maciza lucidez del poema se paga, en vida,
con un espinazo débil,
con demencia.
No se negocia con ella.
Se vive a pesar de ella.
La poesía, créeme, no es un don,
es voluntad.
Beverly Pérez Rego
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