MUJERES
No las ves que están agotadas, que no se tienen en pie, que
son ellas las que sostienen cualquier ciudad, todas las ciudades. Con el
matrimonio, con la maternidad, con la viudedad, con los golpes, ellas cargan
con este mundo, con este sábado por la noche donde ríen un poco frente a un
vaso de vino blanco y unas olivas. Cargan con maridos infumables, con novios
intratables, con padres en coma, con hijos suspendidos. Fuman más que los
hombres. Tienen cánceres de pulmón, enferman, y tienen que estar guapas. Se
ponen cremas, son una tiranía las cremas. Perfumes y medias y bragas finas y
peinados y maquillaje y zapatos que torturan. Pero envejecen. No dejan las
mujeres tras de sí nada, hijos, como mucho, hijos que no se acuerdan de sus
madres. Nadie se acuerda de las mujeres. La verdad es que no sabemos nada de
ellas. Las veo a veces en las calles, en las tiendas, sonriendo. Esperan a sus
hijos a la salida del colegio. Trabajan en todas partes. Amas de casa
encerradas en cocinas que dan a patios de luces. Sonríen las mujeres, como si
la vida fuese buena. En muchos países las lapidan. En otros las violan. En el
nuestro las maltratan hasta morir. Trabajan fuera de casa, y trabajan en casa,
y trabajan en las pescaderías o en las fábricas o en las panaderías o en los bares
o en los bingos. No sabemos en qué piensan cuando mueren a manos de los
hombres.
EL INMADURO
Me pasa siempre, y
duele, y confunde. Debe ser algo relacionado con la desesperación de vivir. Si
estoy en Barcelona, me gustaría estar en Madrid. Si estoy en Zaragoza, me
gustaría estar en La Coruña. Si estoy en La Coruña, me gustaría estar en la
cima del Aneto, comiendo setas venenosas bajo el cielo helado. Si voy al cine,
en mitad de la película me entran unas ganas revolucionarias de estar en mi casa
viendo la televisión. Si estoy sentado en el sofá viendo la televisión, me
gustaría estar muerto y enterrado en el cementerio, contando los días que
faltasen para la resurrección de la carne. Todo me persigue, ciudades, cines,
casas, cementerios. Si estoy con amigos, preferiría estar con amigas. Si estoy
con amigas, me gustaría estar con enemigas. Si estoy con enemigas, me gustaría
estar en casa durmiendo la siesta. Si me compro unos zapatos con cordones, en
que salgo de la tienda y ando por la calle empiezo a envidiar a todos aquellos
que llevan zapatos sin cordones. Y también me pasa con las camisas, las
cazadoras, los pijamas, y las sandalias en el verano. Y también con las vidas:
Si me pienso abogado, preferiría ser médico. Si médico, sacerdote. Si sacerdote,
hombre casado y con siete hijos. Si casado, soltero. Si soltero, viudo muy
apenado. Si viudo, monje. Si monje, matador de toros. Estés donde estés, no has
acertado por completo. Siempre hay algo más barato y mejor por ahí. Siempre hay
vistas desconocidas en el acantilado de la vida. Me está matando esto de vivir
una sola vida. La gran muerte de vivir en una sola forma.
Datos biográficos del poeta:
Manuel Vilas (Barbastro, 1962) es poeta, narrador y ensayista.
Entre sus libros de poesía destacan El
cielo (DVD Ediciones, 2000), Resurrección (XV Premio Jaime Gil de
Biedma, Visor, 2005), Calor (VI
Premio Fray Luis de León, Visor, 2008) y Gran
Vilas (XXXIII Premio Ciudad de Melilla, Visor, 2012). Su poesía completa se
publicó en 2010 (Visor) con el título de Amor. Es autor de las novelas España
(DVD Ediciones, 2008; Punto de Lectura, 2012), que fue elegida por la revista
Quimera como una de las diez novelas más importantes en español de la primera
década del siglo XXI, Aire Nuestro
(Alfaguara, 2009), que obtuvo el Premio Librería Cálamo, Los inmortales (Alfaguara, 2012) y El luminoso regalo (Alfaguara, 2013). Lou Reed era español (Malpaso, 2016), Ordesa (Alfaguara, 2018). Actualmente colabora en prensa y revistas
y se desempeña como profesor de Filología.
Textos tomados, con fin divulgativo, de
http://diariopoliticoyliterario.blogspot.com/2013/10/diez-poemas-de-manuel-vilas-antologia.html
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