viernes, 11 de septiembre de 2009

Torres gemelas World Trade Center New York 11 s


Zona Cero

I
Soy Ana Frank,
en el gran Auschwitz
mundial.

Anoto con vehemencia
el último abrazo,
-puede ser el último-.
Fue hermoso y cálido,
me lo dio un amigo.

Un escalofrío me recorre
de la coronilla
a la punta del pie.

Soñé con Hiroshima
y Nagasaki
(Amanecí en un mundo
estallando).

¿En qué parte de mí
está la pequeña luz
brillando?

Debo hallarla.

2002

II

Inmenso corazón negro
de Manhattan.

Ruego por la paz.

Rostros llorando a mediodía
en la catedral de Saint Patridge.

Ruego por la paz.

Amor de los hombres
en ese infierno.

Ruego por la paz.

Por los seres inocentes
que sufren en todo el planeta.

Ruego por la paz.

Por los seres humanos
que aún tienen esperanzas.

Ruego por la paz.



enero, 2003


Beatriz Alicia García

Octavio Paz


"La imagen" Octavio Paz


Cuando percibimos un objeto cualquiera, éste se nos presenta como una pluralidad de cualidades, sensaciones y significados. Esta pluralidad se unifica, instantáneamente, en el momento de la percepción. El elemento unificador de todo ese contradictorio conjunto de cualidades y formas es el sentido. Las cosas poseen un sentido. Incluso en el caso de la más simple, casual y distraída percepción se da una cierta intencionalidad, según han mostrado los análisis fenomenológicos. Así, el sentido no sólo es el fundamento del lenguaje, sino también de todo asir la realidad. Nuestra experiencia de la pluralidad y ambigüedad de lo real parece que se redime en el sentido. A semejanza de la percepción ordinaria, la imagen poética reproduce la pluralidad de la realidad y, al mismo tiempo, le otorga unidad.
(...)El poeta no describe la silla: nos la pone enfrente. Como en el momento de la percepción, la silla se nos da con todas sus contrarias cualidades y, en la cúspide, el significado. Así, la imagen reproduce el momento de la percepción y constriñe al lector a suscitar dentro de sí el objeto un día percibido. El verso, la frase-ritmo, evoca, resucita, despierta, recrea. O como decía Machado: no representa, sino presenta. Recrea, revive nuestra experiencia de lo real. No vale la pena señalar que esas resurrecciones no son sólo las de nuestra experiencia cotidiana, sino las de nuestra vida más oscura y remota. El poema nos hace recordar lo que hemos olvidado: lo que somos realmente.

“La imagen”. (Tomado de: Octavio Paz. El arco y la lira. México: Fondo de Cultura Económica)