lunes, 21 de diciembre de 2009

MEMORIA DE UNA POÉTICA

Geografía del alma
(fragmento)

Escribir una memoria poética es diferente a una simple biografía intelectual. Se trata de una geografía del alma. Allí entran la infancia, la educción para el sentir poetizante, el trabajo de la lengua, la conciencia de la música, el amor por el arte, las enfermedades, los fracasos.
Nadie puede sentarse a escribir un poema como si fuese un documento. Uno acumula experiencias, se llena de todo lo que ve y contempla, posee una memoria que como vasija guarda visiones, rachas de sentimiento, tensiones, imágenes. Esos sedimentos brotan en nosotros, surgen como chispazos, anunciaciones; ellos son los que van a conformar el primer estadio de un poema, la materia prima. Junto a ella la luz de la conciencia iluminará aquello que en un primer mometo puede aparecer como crepuscular. La luz de la conciencia organiza ese material psíquico en lenguaje. Pero antes de ello debemos escuchar. La poesía es escucha y receptividad. La imagen suena, es palabra sonora. Algo en nosotros asciende y quiere hablar. De lo profundo del inconsciente surgen materiales arcaicos. La memoria del inconsciente nos habla. A veces no es posible expresar la imagen o las imágenes que ascienden en nosotros. El hecho poético es también un proceso de maduración. No todas las imágenes que vienen a nosotros son inmediatamente comprensibles, maduras para su expresión. Pero si hay una imagen madura, claramente perceptible y audible el oeta la sigue con palabras, la hace lenguaje y resonancia. Esas imágenes son cargas que el vivir acumula, sedimentos, rachas de memoria.
Cada libro nuestro es una experiencia, un lapso que se expresa del vivir, un momento nunca definitivo. Eso nos distancia a veces del libro técnico. Lo tecnológico alberga la fantasía de lo definitivo, lo completo. La poesía no se halla en casa en lo completo ni en l definitivo sino e el tanteo de lo provisional. Ella explora y destruye, emerge y aniquila. Sus descubrimientos, porque pertenecen a la zona crepuscular del ser humano, no pueden ser definitivos. La pasión, el error, la errancia la signan. Creo que he escrito desde esta perspectiva: el error, la errancia y el esplendor.
Hanni Ossott
(Tomado de Cómo leer poesía)