viernes, 1 de agosto de 2014

Poemas de Sofía Parnok (1885-1933)




Hoy no te quiero.
Que tu lengua enmudezca.
Memoria, celestina vana,
no me unas a nadie.

No me lleves hacia los senderos oscuros,
hacia los lugares abandonados,
hacia estos malhablados, cohibidos,
labios besados.

Con inspiración de los sacrílegos
cavé en el corazón hasta el fondo.
De mi santoral de amor
arranco los nombres.

&

La sombra del molino
gira sobre el viñedo.
La melancolía secreta
hechiza el corazón.
Otra vez se cerró en mí
el círculo oscuro,
¡oh, mi amigo tierno,
implacable amigo!
En el silencio sofocante
el crujido cruel de las chicharras.
Ni tú, ni yo,
tenemos un camino de regreso,
un espíritu lánguido, agobiante,
acecha sobre la tierra...
¡Oh, mi amigo apasionado,
insaciable amigo!


1918




Poeta y traductora rusa. (1885-1933). Nacida en la ciudad de Taganrog. Inició estudios de música en Ginebra y posteriormente en el Conservatorio de San Petersburgo pero los abandonó, dedicándose a la literatura. A comienzos de la Primera Guerra Mundial inicia una apasionada amistad con Marina Tsvetáieva que dejó rastros en la poesía de ambas autoras. El primer libro publicado de Parnok "Poemas" es publicado en 1916, poco después de su ruptura con Tsvetáieva. Luego se instaló en Moscú donde inició una carrera como periodista, traductora, libretista de ópera y poeta. Tradujo a Charles Baudelaire, Romain Rolland, Marcel Proust, Henri Barbusse. Hermana del poeta Valentín Parnok y de la escritora de literatura infantil Yelisaveta Tarajovskaya. Otros libros de poemas de la autora son: "Rosas de Pieria" (1922), La viña (1923), "Música" (1926), "A media voz" (1928).


La traducción de los poemas de Sofía Parnok que comparto es de Natalia Litvinova y la he tomado del blog: http://animalesenbruto.blogspot.com

miércoles, 30 de julio de 2014

Relación para un amor llamado amanecer/Víctor Valera Mora

RELACIÓN PARA UN AMOR LLAMADO AMANECER

En la galaxia espiral de Andrómeda existe
un florido planeta donde los ríos no ahogan el mar
donde fuego y hielo queman las contradicciones
Donde no hay necesidad de regreso
Donde O x O es más que el infinito
Donde los puntos cardinales son más de cien millones
Norte y Lia Sur y Símbalo Espliego y Araceli
Miguel y Adriana Orfeo y Atabal Cedro y Valkiria
Misterio y profigio Neón y Asfalto Rosa Ercilia y Dionisius
Antonio y Elena mis pobres padres mis pobres Virreyes de Indias
Mi viaje a Europa Este y Adelfa Oeste y Clavicordio
Donde todos viven en éxtasis
Donde nada ni nadie es vil
Donde el sol es anillo y ritual de bodas
donde somos ráfagas de luz y nos desplazamos en silbos
Un planeta limpio y pulido
Donde los enamorados viven en palacios flotantes
Donde Dios tiene un puesto de revistas mal atendido y mata el tiempo
hablando del pasado con Buda y Mahoma y el Vendedor de verduras
de la esquina y la gente ya los conoce y la gente cuando pasa dice
"esos cuatro vagos son panita burda"
Donde el hijo de Dios y los ángeles del desenfado
beben el aire de las avenidas sobre sus motos trepidantes
Donde no hay academias militares ni policías ni cárceles ni monedas
Donde somos sabios Donde somos buenos
Donde los últimos insidiosos
escaparon por un túnel y cayeron al vacío
Astro paradisíaco amado y defendido
por francotiradores y poetas
Donde la muerte está de capa caída
Donde los hombres son gentiles
Donde las mujeres son ramos de jacintos
de labios y de ojos cambiantes de colores
Un astro moderato cantabile
Donde la noche es vino y alegría hasta el amanecer
Su capital es una ciudad resplandeciente llamada Estefanía
Donde tú tienes señorío Donde eres reina
Ese planeta es mi corazón errante.

Víctor Valera Mora

(De "Amanecí de bala", 1971)




El poeta venezolano nació en Valera, estado Trujillo en 1935, sociólogo por la Universidad Central de Venezuela, ejerció la docencia en escuelas y liceos. Formó parte en la década del sesenta de "La pandilla de Lautremont", un grupo de artistas bohemios de la época. A finales de esa década arriba a la ciudad de Mérida y trabaja en el Departamento de Planificación de la Universidad de Los Andes. En la década de los setenta regresa a Caracas y trabaja en el Consejo Nacional de la Cultura, en esa década también vive en Italia, donde escribe su último libro publicado en vida "70 poemas stalinistas". Fallece, a los 48 años, en la década de los ochenta (1984). Poeta conversacional y cotidiano, irreverente, rompió en la década del sesenta con los parámetros trascendentes que predominaban en la poesía venezolana, quizá su obra no haya tenido el reconocimiento que merecería. Detrás de su tono coloquial y su desenfado Valera Mora nos entrega una visión de nuestro tiempo, como pocos poetas venezolanos lo han hecho, y no es un poeta banal, nos muestra la belleza y la hondura en esa cotidianidad que dibujan sus poemas.