martes, 16 de diciembre de 2014

Elogio informal de la hallaca






Pasadme el tenedor, dadme el cuchillo,
arrimadme aquel vaso de casquillo
y echadme un trago en él de vino claro,
que como un Pantagruel del Guarataro
voy a comerme el alma de Caracas,
encarnada esta vez en dos hallacas.

¡Ah, de solo mirarlas por encima
hasta un muerto se anima!
Regordetas, hinchonas, rozagantes,
dijérase al mirarlas tan brillantes
que para realzarles la vitola
las hubieran limpiado con Shinola;
a lo que agregaremos el hechizo
de un olor más sabroso que el carrizo.

Pero desenvolvamos la primera,
que ya mi pobre espíritu no espera.

Con destreza exquisita
corto en primer lugar la cabuyita
y con la exquisitez  de quien despoja
de su manto a una virgen pliegue a pliegue,
levantándole voy hoja tras hoja,
cuidando de que nada se le pegue.

Hasta, que, al fin, desnuda y sonrosada,
surge como una rosa deshojada,
relleno el corazón de tocineta
y de restos avícolas repleta,
mientras por sus arterias corre un guiso
que levanta a un difundo, vulgo occiso.

Pero ¿cómo olvidar las aceitunas
que, no obstante sus pepas importunas
(las que algunos escupen en el piso),
le dan sazón al guiso?
¿Y la almendra, señores, , y la pasa?

¿Y la tela finísima de masa
que de envoltura sírvele al relleno
y cuando cruda es un veneno?

¡Oh divinas hallacas,
aunque os tenga más de uno por dañinas,
yo os quiero porque habláis de una Caracas
de la que ya no quedan ni las ruinas!

Aquiles Nazoa

miércoles, 26 de noviembre de 2014

Taller Crea tu cuento de Navidad

A tu hijo o hija ¿le gusta leer y escribir? El próximo 12 de diciembre, de 3 a 5 pm, tendremos en la librería Crea y Comparte (Villa Mediterránea, Centro Plaza) el taller Escribe tu cuento de Navidad para niños entre 8 y 14 años. Costo del taller Bs. 200 por niño.


lunes, 10 de noviembre de 2014

Poemas de Ossip Maldelshtam




                                             Ossip Maldelshtam


ME HA SIDO DADO UN CUERPO TAN ÚNICO Y MÍO
pero ¿qué hacer con él?

Díganme ¿a quién debo agradecer
la silenciosa alegría de respirar y vivir?

Soy el jardinero y la flor,
no estoy solo en la celda del mundo.

En los cristales de la eternidad
ya descansa mi aliento, mi calor,

y en él se imprime un dibujo
irreconocible en los últimos tiempos.

Que descienda el sedimento de un instante
y que el dibujo amado no sea borrado.

1909/


LLUVIA MOSCOVITA

¿Hacia dónde cae tan avaramente
su frío de gorrión
un poco para nosotros, un poco para los bosques
y para el canasto de cerezas?

En la oscuridad crece la ebullición,
como el alboroto ligero de las hojas de té,
como un hormiguero aéreo
que hace su festín en el verdor oscuro.

La viña de gotas frescas
tiembla en la hierba
como si un semillero de frío
se abriera en la Moscú campesina.

Verano de 1922


 Ossip Maldelshtam

(traducción de Belén Ojeda)
 

viernes, 24 de octubre de 2014

La Mosca/ William Blake


LA MOSCA

Pequeña mosca,
tus juegos veraniegos
mi torpe mano
se ha llevado.

¿No soy yo
una mosca como tú?
¿No eres tú
un hombre como yo?

Pues bailo
y bebo y canto
hasta que alguna mano ciega
se lleve mi ala.

Si el pensamiento es vida
y fuerza y aliento
y el carecer
de pensamiento es muerte

soy
una mosca feliz
así viva
o muera.


William Blake



Pintor, grabador y poeta inglés (1757-1827). Su particular mitología personal de carácter místico caracterizó tanto su obra plástica como la poética, ambas estuvieron estrechamente vinculadas. En 1788, Blake comenzó a experimentar la técnica del aguafuerte, método usado para ilustrar la mayoría de sus libros de poemas. Este proceso se denomina también impresión iluminada y su producto se llama libros iluminados o impresiones iluminadas. La impresión iluminada implicaba escribir el texto de los poemas en planchas de cobre con plumas y cepillos, usando un medio resistente al ácido. Las ilustraciones podían aparecer junto al texto, como en los manuscritos iluminados medievales. Luego bañaba las placas en ácidopara disolver el cobre no tratado y dejar únicamente el diseño. Las páginas impresas con estas placas tenían que ser recoloreadas a mano con pinturas al agua y después se cosían para formar un volumen. Blake utilizó esta técnica en cuatro de sus trabajos:  y Canciones de inocencia y de experiencia, The Book of Thel, El matrimonio de Cielo e Infierno y Jerusalem. El texto que aquí comparto pertenece a Canciones de experiencia

martes, 21 de octubre de 2014

"Expediciones" de Beatriz Calcaño





         El viaje como referente literario parece tan antiguo como nuestra civilización. La Odisea y La Iliada dan cuenta de un largo viaje heroico, motivado por la búsqueda de Helena, que ha dejado su hogar en una nave troyana, con Paris, príncipe de Troya. Viaje del que se derivan varios, el largo viaje de regreso, con diversas paradas, de Odiseo y la Telemaquia, el viaje que emprende Telémaco, el hijo de Odiseo, en la búsqueda de noticias sobre su padre. En tiempos más contemporáneos el gran poeta caribeño Dereck Walcott, Premio Nobel de Literatura 1992, escribió "Omeros", retomando el tema de los viajes homéricos. Por su parte, el relato medieval hizo del viaje un rico referente alegórico, entre los que podría destacarse el viaje que propone Dante en su Divina Comedia a través del Infierno, el Purgatorio, hasta llegar a la redención en el Paraíso. Así como en tiempos más recientes, los grandes escritores del relato de aventuras, hicieron lo propio. Lo fundamental del imaginario vinculado al viaje es la transformación que conlleva, quien lo protagoniza nunca lo hace impunemente, el movimiento físico de un espacio a otro, conlleva siempre un movimiento, un cambio interior, del alma. El término "Expedición", por su parte, nos dice el Diccionario de la RAE, tiene que ver con una "excursión para realizar una empresa en un punto distante", "excursión colectiva a una ciudad o lugar con un fin científico, artístico o deportivo". Irse a un lugar lejano, con la finalidad de descubrir algo o vencer un reto creativo o deportivo, alimenta y potencia la simbología del viaje que la hace una aventura y que la vincula a la transformación.
           Los versos que aquí comparto del libro Expediciones de Beatriz Calcaño Eizaga cumplen a cabalidad ese vínculo con la simbología vinculada al viaje, en este caso un viaje interior. También se hace evidente su vínculo intertextual con la Odisea de Homero cuando notamos que este libro de poemas, ganador del Concurso para Autores Inéditos de Monte Ávila Editores en 2008, está dividido en "Cantos", cada uno de ellos explora un aspecto distinto del vivir, desde la mirada del alma, desde la imagen poética: "Expediciones de la Memoria.Canto I", "Expediciones de la Noche. Canto II", "Expediciones del Cuerpo. Canto III" y "Expediciones Peligrosas". Canto  IV". Lo que se arriesga en el camino, en el viaje que recogen estos versos, no es poca cosa, es la vida. En medio del diagnóstico de una enfermedad que puede ser mortal, el cáncer, la autora emprende el viaje hacia lo que felizmente, será su curación, pero ella no lo sabe cuando inicia el trayecto. A la inversa de la Telemaquia, y como tantas madres venezolanas de hoy, cruza el océano hacia Europa en la búsqueda de su hija; se adentra en los laberintos del sueño; indaga asimismo, a través de imágenes del cuerpo y del alma, en la enfermedad, en la ausencia, pero también en el cuerpo y en el deseo, en la vida, en lo que nos motiva a vivirla. De este primer libro de Beatriz Calcaño Eizaga, de una voz ya madura, de honda poesía, comparto algunos textos:

EXPEDICIONES

Cuando los recuerdos inquietan el sueño
las sábanas trazan formas extrañas
los ruidos de la ciudad llegan
filtrados y diluidos

comienza entonces mi expedición
el viaje hacia laberintos
del pasado y del presente

me esperan puentes que creí haber cruzado
discusiones que quedaron colgadas
miedos que no pude conquistar
lo bueno y lo malo de cada día

regreso siempre
                            más sabia
                                              a veces arrepentida


REGALO

No lleva etiquetas ni instrucciones de uso
de exiguo inventario

no está en tiendas opulentas
ni humildes

de encontrarse
sería imposible envolverlo
en floridos papeles
ni lazos de oro y plata

lo hallé bajo las sábanas
mis manos heladas sostenían un libro
un desacostumbrado silencio
ocupaba el cuarto
invadido por un frío forastero
y allí presente estaba

el regalo de encontrarme.


GLADIADORES

a Eduardo Corona
por gladiador

No es poema
de guirnaldas de flores
ni corazones atravesados

es uno que canta
una travesía con vaivenes
de excursiones por mares tormentosos
y territorios de inquietante calma

sus protagonistas
casi gladiadores
permanecen imperturbables
ante el mal estado del tiempo

sus manos
todavía
se entrelazan
aún sus cuerpos
se guardan misterios por descubrir

a pesar de todo
parece que para siempre

IMPOSIBLE EQUILIBRIO


¿Por qué no me dijiste antes que
la luz del infierno puede ser buena para los ojos?
¿Por qué no me dijiste antes que
no era pecado estar cansada?
PATRICIA GUZMÁN

Una vacaciones forzadas
me he tomado

no será un paisaje esmeralda
con árboles sabios
el que recree mi vista

ni reposaré
en suaves pliegues
de arena

el mínimo equipaje
consistirá en pocas fotos
una arrugada estampita
                                       un libro que no leeré

hablaré con el Mago de Oz
recordaré los mejores momentos
haré quizá viajes astrales
escucharé what a wonderful world
-por centésima vez-

estaré topless
frente al gran Rá
su enorme cabeza
me cubrirá
sus rayos sanadores
bañarán partes de mi

querré regresar
purificada
a dormir profundo
a sanar heridas

y nunca olvidar
la sabiduría que puede
encontrarse en el horror

de este cuerpo que lucha por volver
al imposible equilibrio de la vida


Beatriz Calcaño

Nació en Caracas. Maestra especialista en dificultades del aprendizaje por Avepane. Obtuvo el título de traductora del idioma inglés en la Newwport University-Nels. Ha participado en diversos talleres de Escritura Creativa en Caracas. Además de su libro "Expediciones", al cual pertenecen los textos aquí compartidos, ha publicado el libro de textos poéticos "Pequeños mandamientos" (Publicarte, 2013).

martes, 14 de octubre de 2014

Cante Jondo/ Ida Gramcko





       Releo en estos días algunos versos de Ida Gramcko (1924-1994), una de las grandes voces de la poesía venezolana, de talla continental, e incluso universal,  con la que seguimos en deuda. Ese río hondo y desbordante de su Poesía debería poder circular más allá de nuestras fronteras, pero no ha habido interés en que así sea. Ya he compartido versos suyos en este blog, lo hago una vez más con mi afecto y agradecimiento, por esas clases suyas en la Escuela de Letras de la Universidad Central de Venezuela, cuya profundidad no entendí y esas tardes en la Coordinación de Publicaciones de la Fundación Celarg, a comienzos de la década del 90, de tan grata memoria.

Beatriz Alicia García

CANTE JONDO


(El Universo de la Luz)
Cuando dijimos -propio es el olvido
para resucitar- hubo nostalgia.
Mas la memoria floreció en el limo
como una yerba vívida y primaria.
Memoria, vista nueva, rayo altivo,
libro su luz de muérdago y pestaña.
Pupila fiel de un ojo sin castigo
de sombras, de traslado y de fantasma,
presencia de lo que es por lo que ha sido,
legado en fresca proyección y hazaña
vierte desde el panal o del racimo
la esencia eterna de una miel gallarda.
¡La voz! Total. Formal. Su contenido
es ya una firme y límpida montaña,
valle de luz, noción de lo divino
aunque lo humano hilvane su guirnalda.
pues lo que es firme, ¿no es un cuerpo altivo
libre de muerte, tránsito y guadaña?
Así esta voz intacta en lo cumplido
que es la cima cabal de quien se labra
puede decir, nombrándose en lo vivo:
Yo fui; yo soy...Ni el ábrego me cambia.
Cuando mi grito en ávido estallido
llegó a su extremo, al fin, a lo que alarga
su voz hasta el temblor definitivo,
hasta la muerte en cima planetaria,
la muerte alada descendió hasta el trigo
con encajes de luz como una parva,
y en un galope que la ató al estribo
sostuve su mantilla en mi polaina.
Así ligados por un solo brillo
de ritmo de oro bajo un aspa gualda,
como impulsando el ancestral molino
del viento libre con la piel del alma,
salté con ella y su terrón conmigo
en un vaivén de caracola y larva.
Y cuando el pie, ciñéndose al sonido,
buscó la fuente oscura y subterránea
y agitó su compás en el ladrillo,
espejo, esencia parca de la entraña,
la danza zigzagueó como un cultivo
de tez y arcilla con lunares de agua,
con flecos de azafrán y remolino
de lluvi aterca en surtidor y en lágrima.
Hasta alcanzar su tempestad, su estilo
de muerte viva y ataúd que salva
su propia sombra con andar festivo
que holló maderas y aventó la savia
en inmortal relámpago encendido
mientras el trueno cabalgó en la tabla.

Pero hoy la muerte lanza en torbellino
cuernos de hollín en mímica macabra.
¿Quién gana, al fin, el canto, o el mugido?
¿Triunfa una res o un corazón se guarda?
¿Ha de romperse el vértigo o el hilo
que me liga a la muerte y en el asta
de un peine cruel, como vellón caído,
colgar mi cruz sin crédulo y sin peaña?
¿O he de volar hacia otra luz, postigo
de la sublimación?¿Esa es mi audacia?
Todo es oscuro, de ciprés endrino,
de pan moreno, de limón y albahaca,
de ahorcado tricolor en el zarcillo
y tiesto de geranios con sanguaza.
Pero el lamento acoge como un nido
pegado al tronco fiel de la palabra:
¿Por qué cambiar destino por destino?
Si patrias hay, legítima es la patria
y aunque el héroe sonámbulo y hendido
fluya sangrando en la desierta plaza,
vuelve el ser de la voz como un abrigo
salvando el ceñidor de la cizaña.
Blanco, ceroso, de azahar activo,
un rostro abre la boca y se desgarra
en el cero inmortal del alarido
que hunde en el sol su dentadura de alba.
Y todo es blanco, de corcel calino,
de pan de alféizar, de estallante enagua
y seños que apacientan el corpiño
entre puntillas de papel de estraza.
De voz escrita, porque al fin escribo:
todo es un pie danzando en la montaña,
la mano vegetal subiendo el pino
de la noche estelar que descalabra
con el tacón que mueve en su pistilo
la castañuela viva en la castaña.
Todo es unión de cántico y camino.
La voz agita el sol con su zaranda
y el paso como un punto suspensivo
rompe la frase del silencio y habla
como ruedos de cartílago y tomillo
y entre volantes de osamenta y dalia,
desde el tictac, el péndulo  y el brío
de ¡alto, yo vivo con el hueso en mi halda!

¡Materia al fin! Y al fin de lo vivido
como una vida nueva y solitaria.
¿Por qué borrar su aliento en un suspiro,
para qué transformar su abracadabra?
Un día bajo el sol, cuando el sentido
más profundo del ser monte su carpa,
cuando haya hermanos ciertos junto al trigo
y acémilas de amor donen su vianda,
cada quien será suyo en lo cumplido,
cada quien será eterno en su prestancia.
Prestancia del clamor, carne del trino,
hombre de un ¡ay!, impávida guitarra,
tranquila palidez, vergel de olivo,
dolor dorado en hóspita naranja,
bajo tu pena, mediodía en vilo,
bajo la reja de tu angustia huraña,
arde el clavel atávico, prendido
al ritmo universal como a una falda.
¡La voz! Se clava como un dardo en filo
en los senos colgantes de la parra
y sangra raudo el lamparón del vino
manchando los mandiles de la calma.
Gime el espacio como un cuerpo herido
con el puñal del cántico en la espalda.
No es ya la emanación del acerico,
sino la misma aguja que se arraiga.
No es ya la sangre ideal. Sobre el oído
pesa un grito tangible con su fauna.
El grito lanza un toro de rocío
en mitad de la arena hospitalaria.
El grito vuelve, sólido, vestido,
con banderillas de oro en la garganta.
¡Mira! Es la voz, en círculo, en ovillo,
en puño audaz, en redondel de capa...
Grito, no más, mas grito sostenido
con brazos, con mejillas, con neuralgia...
Los Grecos alargados por el grito
y el Cristo aullando con su esponja amarga
tienden sus plumas como intenso pico
con púas de flamenco y de calandria.
Y vuela en torno un pájaro contrito
oteando el polvo, el cráneo y la maraña.
Ese es el ser, el trágico abanico
que mueve el viento lóbrego y lo amarra
con óseo varillaje en cuyo friso
despiertan lentejuelas cuando irradia
su sangre de alamar o empuña el grito
sosteniendo las lágrimas de España.


Ida Gramcko












 


viernes, 3 de octubre de 2014

"Un pueblo" Carlos Barral






 UN PUEBLO

Para admirar aquella plaza antigua,
hermosamente enferma de abandono,
veníamos de lejos.
                               (Un pueblo es un paisaje
de pintoresca tradición humana.)

Anduvimos las calles empinadas,
entramos en la iglesia, contemplamos
otra vez el efecto de los montes
azulados cayendo sobre el campo...

Como suele ocurrir
(nuestras horas comportan una idea de renta)
no tropezamos gente
sino entrada la tarde en el café
envuelto en una sombra azucarada.
Una paciencia mineral
se pringaba en los naipes untuosos.

En la esquina encendieron
la luz sobre una puerta con letreros:
CASA DEL...
                        que será ahora
el centro parroquial o el sindicato.
Nos íbamos. Los faros
teñían de amarillo las piedras de la fuente
cuando aquel golpe violento
resonó en la chapa.
                                Nos miraba
por delante del grupo, con bravura,
hueca la mano aún igual que un arma
todavía humeante del disparo.
(Oh déjalo, es un loco,
un insensato...)

                         Carretera adelante
yo miraba las puertas, las paredes
lívidas de la noche
con una extraña sensación, pensaba
que en cada una habría alguien apuntándonos,
que a nuestra presencia escandalosa
en todas partes respodía
la enemiga mirada, la sonrisa
de antes. Porque algo
que no sabía qué era nos marcaba,
algo que consistía en estar allí,
en el agradable
sopor del camino y en irles a observar
a sus pueblos decrépitos.

Como un árbol,
como una planta inoportuna,
me sentía crecer,
húmedo de miedo,
en medio de la avenida suburbana,
suplicando
a la luz de las bombillas enrejadas.


Carlos Barral

Carlos Barral (Barcelona, España, 1928-1989). Poeta, memorialista, editor y senador. Lo conocemos, sobre todo, de este lado del océano Atlántico, como editor de los autores del llamado Boom Latinoamericano (Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Mario Vargas Llosa). Pero en estos versos, podemos leer al Barral Poeta, el sobrio lenguaje de su versos, que describen un pueblo interiorano, desde la perspectiva de un urbanita, de un capitalino. Junto a Jaime Gil de Biedma, José agustín Goytisolo, pertenece a la Generación del 50 española.

lunes, 15 de septiembre de 2014

Poemas de Elizabeth Barret Browning




Comparto un par de poemas de Elizabeth Barret Browning (1806-1861), una de las más importantes poetas británicas. Nacida Elizabeth Barrett Moulton, fue hija de un propietario de plantación Edward Moulton Barret, quien adoptó el apellido "Barrett" al heredar las fincas de su abuelo en Jamaica. En 1845 conoció al poeta Robert Browning, con quien se fugaría y casaría en secreto, debido a la oposición de su padre al noviazgo, radicándose en la ciudad italiana de Florencia, donde vivió felizmente hasta su muerte. 


De mi cabello nunca di un rizo a un hombre...


De mi cabello nunca di un rizo a ningún hombre,
amado mío, salvo el que te ofrezco ahora
y, pensativamente, en toda su largura
sombría, voy ciñendo en torno de mis dedos.

Tómalo. Ya mis días de juventud pasaron;
ya al paso alborozado no tiembla mi cabello,
ni prendo en él la rosa o los brotes del mirto,
como las chicas suelen: ya sólo puede, en pálidas

mejillas, sombrear las huellas de mi llanto,
y se avezó a soltarse cuando a la frente inclina
con su arte el dolor. Temí que las tijeras

fúnebres lo cortaran primero, y ha vencido
tu amor. Tómalo. Puro como antaño, hallarás
el beso que, al morir, en él dejó mi madre.


Oh Amor mío, amor mío...

Oh, amor mío, amor mío, cuando pienso
que existías ya entonces, hace un año,
cuando yo estaba sola aquí en la nieve
y no vi tus pisadas ni escuché
tu voz en el silencio... Mi cadena,
eslabón a eslabón, iba midiendo
como si no pudiese verme libre
por tu posible mano... ¡Hasta beber
la prodigiosa copa de la vida!
¡Qué extraño no sentirte en el temblor
del día o de la noche, voz, presencia,
ni adivinarte en esas flores blancas!
Yo era ciega lo mismo que el ateo
que no descubre a Dios al que no ve.

Elizabeth Barret Browning




sábado, 6 de septiembre de 2014

Sonetos de Gaspara Stampa



Indagando sobre el Renacimiento para mi álbum de Historia en Pinterest di con una poeta italiana de la época, Gaspara Stampa (1523-1554), de vida breve e intensa, cuya obra Rime, fue publicada por su hermana Cassandra de manera póstuma. Comparto algunos sonetos de la poeta, en traducción de Eleonora González Capria. 





LV
Los que en mármol, en tinte, en cera, en bronce
imitáis y vencéis  a la natura,
formando esta figura, y aquella otra,
que semeje a su forma verdadera,
en hilera graciosa venid todos
a formar la más bella creatura,
que jamás la primera causa hiciese,
tras que hizo con sus manos la primera.
Retratad a mi conde, y que os ocupe
cual es dentro, y cual fuera,  retratarlo,
tal que nada le falte a tamaña obra.
Tan solo doble el corazón hacedle,
como descubriréis que en verdad tiene:
el suyo, el mío por Amor donado.

LV // Voi, che ‘n marmi, in colori, in bronzo, in cera/  imitate e vincete la natura,/ formando questa e quell’altra figura,/ che poi somigli a la sua forma vera,// venite tutti in graziosa schiera/ a formar la più bella creatura,/ che facesse giamai la prima cura,/ poi che con le sue man fe’ la primiera.// Ritraggete il mio conte, e siavi a mente/ qual è dentro ritrarlo, e qual è fore;/ sì che a tanta opra non manchi niente.// Fategli solamente doppio il core,/ come vedrete ch’egli ha veramente/ il suo e ‘l mio, che gli ha donato Amore.


LVI
Retratadme después al otro lado,
como veréis que en realidad me encuentro:
viva sin corazón o alma en el pecho
por milagro de Amor raro y nuevo arte;
como nave que fuera sin cordaje,
sin timón, sin velamen ni trinquete,
mirando siempre hacia la luz bendita
de su estrella del norte, dondequiera.
Y observad que se encuentre mi semblante
del lado izquierdo dolorido y triste,
y del derecho alegre y victorioso:
mi feliz condición significa esto,
ahora que hallo a mi señor enfrente;
eso, el miedo a que pronto sea de otra.

LVI // Ritraggete poi me da l’altra parte,/ come vedrete ch’io sono in effetto:/ viva senz’alma e senza cor nel petto/ per miracol d’Amor raro e nov’arte;// quasi nave che vada senza sarte,/ senza timon, senza vele e trinchetto,/ mirando sempre al lume benedetto/ de la sua tramontana, ovunque parte.// Ed avertite che sia ‘l mio sembiante/ da la parte sinistra afflitto e mesto,/ e da la destra allegro e trionfante:// il mio stato felice vuol dir questo,/ or che mi trovo il mio signor davante;/ quello, il timor che sarà d’altra presto.


CXCIX  [CC]
Señor, idos feliz donde el deseo,
más claramente de hora en hora os llame
a hacer volar al cielo vuestra fama,
a salvo de la muerte y del olvido;
tan solo recordad cómo me quedo,
tórtola solitaria en rama seca,
que sin aquel, que anhela y solo añora,
de verdes plantas huye y claros ríos.
Sed de mi corazón el compañero,
no le donéis el vuestro a otra dama,
que a mí, tan fiel, primero no lo disteis.
Recordad regresar por sobre todo
y, si esto ocurre cuando esté yo muerta,
no dejéis olvidada mi fe rara.

CXCIX  [CC] // Signor, ite felice ove ‘l disio/ ad or ad or più chiaro vi richiama/ a far volar al ciel la vostra fama,/ secura da la morte e da l’oblio;// ricordatevi sol come rest’io,/ solinga tortorella in secca rama,/ che senza lui, che sol sospira e brama,/ fugge ogni verde pianta e chiaro rio.// Al mio cor fate cara compagnia,/ il vostro ad altra donna non donate,/ poi che a me sì fedel nol deste pria.// Sopra tutto tornar vi ricordate,/ e, s’avien che fia quando estinta io sia,/ de la mia rara fé non vi scordate.

martes, 26 de agosto de 2014

Salvo el crepúsculo Julio Cortázar





Un día como hoy en 1914 nació en Bruselas le escritor argentino Julio Cortázar, que por tantos años me ha acompañado. Comparto algunos textos de su libro-collage "Salvo el crepúsculo" en el que indistintamente se mezclan textos en prosa, textos en versos, y textos a medio camino entre ambos géneros, es uno de mis libros favoritos de Cortázar:

Discurso del no-método, método del no discurso, y 
así vamos.
Lo mejor: no empezar, arrimarse por donde se 
pueda. Ninguna cronología, baraja tan mezclada
que no vale la pena. Cuando haya fechas al pie,
las pondré. O no. Lugares, nombres. O no. De
todas maneras vos también decidirás lo que te dé la
gana. La vida: hacer dedo, auto-stop, hitchhiking:
se da o no se da, igual los libros que las ca-
rreteras.
Ahí viene uno. ¿Nos lleva, nos deja plantados?

&&&

(...) Al despertar arrastro conmigo jirones de sueño pidiendo escritura, y porque desde siempre he sabido que esa escritura -poemas, cuentos, novelas- eran la sola fijación que me ha sido dada para no disolverme en ése que bebe su café matinal y sale a la calle para empezar un nuevo día. Nada tengo en contra de mi vida diurna, pero no es por ella que escribo. Desde muy temprano pasé de la escritura a la vida, del sueño a la vigilia. La vida aprovisiona los sueños pero los sueños devuelven la moneda profunda de la vida. En todo caso  así es como siempre busqué o acepté hacer frente a mi trabajo diurno de escritura, de fijación que es también reconstitución. Así ha ido naciendo todo esto.

&&&

Hablo de mí, cualquiera se da cuenta,
pero ya llevo tiempo (siempre tiempo)
sabiendo que en el mí estás vos también,
y entonces:

                                      No nos alcanza el tiempo,
                                      o nosotros a él,
                                      nos quedamos atrás por correr demasiado,
                                      ya no nos basta el día
                                      para vivir apenas media hora.

Julio Cortázar (Fragmentos de "Salvo el crepúsculo"


viernes, 1 de agosto de 2014

Poemas de Sofía Parnok (1885-1933)




Hoy no te quiero.
Que tu lengua enmudezca.
Memoria, celestina vana,
no me unas a nadie.

No me lleves hacia los senderos oscuros,
hacia los lugares abandonados,
hacia estos malhablados, cohibidos,
labios besados.

Con inspiración de los sacrílegos
cavé en el corazón hasta el fondo.
De mi santoral de amor
arranco los nombres.

&

La sombra del molino
gira sobre el viñedo.
La melancolía secreta
hechiza el corazón.
Otra vez se cerró en mí
el círculo oscuro,
¡oh, mi amigo tierno,
implacable amigo!
En el silencio sofocante
el crujido cruel de las chicharras.
Ni tú, ni yo,
tenemos un camino de regreso,
un espíritu lánguido, agobiante,
acecha sobre la tierra...
¡Oh, mi amigo apasionado,
insaciable amigo!


1918




Poeta y traductora rusa. (1885-1933). Nacida en la ciudad de Taganrog. Inició estudios de música en Ginebra y posteriormente en el Conservatorio de San Petersburgo pero los abandonó, dedicándose a la literatura. A comienzos de la Primera Guerra Mundial inicia una apasionada amistad con Marina Tsvetáieva que dejó rastros en la poesía de ambas autoras. El primer libro publicado de Parnok "Poemas" es publicado en 1916, poco después de su ruptura con Tsvetáieva. Luego se instaló en Moscú donde inició una carrera como periodista, traductora, libretista de ópera y poeta. Tradujo a Charles Baudelaire, Romain Rolland, Marcel Proust, Henri Barbusse. Hermana del poeta Valentín Parnok y de la escritora de literatura infantil Yelisaveta Tarajovskaya. Otros libros de poemas de la autora son: "Rosas de Pieria" (1922), La viña (1923), "Música" (1926), "A media voz" (1928).


La traducción de los poemas de Sofía Parnok que comparto es de Natalia Litvinova y la he tomado del blog: http://animalesenbruto.blogspot.com

miércoles, 30 de julio de 2014

Relación para un amor llamado amanecer/Víctor Valera Mora

RELACIÓN PARA UN AMOR LLAMADO AMANECER

En la galaxia espiral de Andrómeda existe
un florido planeta donde los ríos no ahogan el mar
donde fuego y hielo queman las contradicciones
Donde no hay necesidad de regreso
Donde O x O es más que el infinito
Donde los puntos cardinales son más de cien millones
Norte y Lia Sur y Símbalo Espliego y Araceli
Miguel y Adriana Orfeo y Atabal Cedro y Valkiria
Misterio y profigio Neón y Asfalto Rosa Ercilia y Dionisius
Antonio y Elena mis pobres padres mis pobres Virreyes de Indias
Mi viaje a Europa Este y Adelfa Oeste y Clavicordio
Donde todos viven en éxtasis
Donde nada ni nadie es vil
Donde el sol es anillo y ritual de bodas
donde somos ráfagas de luz y nos desplazamos en silbos
Un planeta limpio y pulido
Donde los enamorados viven en palacios flotantes
Donde Dios tiene un puesto de revistas mal atendido y mata el tiempo
hablando del pasado con Buda y Mahoma y el Vendedor de verduras
de la esquina y la gente ya los conoce y la gente cuando pasa dice
"esos cuatro vagos son panita burda"
Donde el hijo de Dios y los ángeles del desenfado
beben el aire de las avenidas sobre sus motos trepidantes
Donde no hay academias militares ni policías ni cárceles ni monedas
Donde somos sabios Donde somos buenos
Donde los últimos insidiosos
escaparon por un túnel y cayeron al vacío
Astro paradisíaco amado y defendido
por francotiradores y poetas
Donde la muerte está de capa caída
Donde los hombres son gentiles
Donde las mujeres son ramos de jacintos
de labios y de ojos cambiantes de colores
Un astro moderato cantabile
Donde la noche es vino y alegría hasta el amanecer
Su capital es una ciudad resplandeciente llamada Estefanía
Donde tú tienes señorío Donde eres reina
Ese planeta es mi corazón errante.

Víctor Valera Mora

(De "Amanecí de bala", 1971)




El poeta venezolano nació en Valera, estado Trujillo en 1935, sociólogo por la Universidad Central de Venezuela, ejerció la docencia en escuelas y liceos. Formó parte en la década del sesenta de "La pandilla de Lautremont", un grupo de artistas bohemios de la época. A finales de esa década arriba a la ciudad de Mérida y trabaja en el Departamento de Planificación de la Universidad de Los Andes. En la década de los setenta regresa a Caracas y trabaja en el Consejo Nacional de la Cultura, en esa década también vive en Italia, donde escribe su último libro publicado en vida "70 poemas stalinistas". Fallece, a los 48 años, en la década de los ochenta (1984). Poeta conversacional y cotidiano, irreverente, rompió en la década del sesenta con los parámetros trascendentes que predominaban en la poesía venezolana, quizá su obra no haya tenido el reconocimiento que merecería. Detrás de su tono coloquial y su desenfado Valera Mora nos entrega una visión de nuestro tiempo, como pocos poetas venezolanos lo han hecho, y no es un poeta banal, nos muestra la belleza y la hondura en esa cotidianidad que dibujan sus poemas.