sábado, 7 de junio de 2008

Novísimos narradores caraqueños 3


VIDA DE VACA


Leonor Roquett


Siempre se había sentido tan especial, todas las mañanas se levantaba con la luz del sol en sus hermosos párpados, el canto del gallo llegaba a su aposento mientras estiraba sus coquetas pezuñas. Definitivamente era la favorita del señor, siempre la cuidaba: "Este hombre si me quiere. No me puedo fijar en esos toros cuando tengo estas fuertes manos que me cuidarán hasta el fin de mis días; él se fija más allá de mis brillantes manchas negras o de mis largas pestañas, él me quiere por lo que soy".

Mientras el gallo continuaba su alarmante canto, unos pies fríos se posaron en las tablas de madera, caminaron hacia el baño en donde después de lavar su cara el granjero observó a la vaca, tan inerte, sucia, casi estúpida a veces; era el animal que más odiaba, su olor le repugnaba, el tiempo que pasaba cuidando a aquel asqueroso animal era sólo por obligación, pero contaba los días para el término de ese lastimoso deber.

Al oír los fuertes pasos de su fiel amado la vaca se paraba en la pose más seductora que un animal de cuatro patas podía lograr, sus ojos brillaban y su cola realizaba movimientos casi hipnóticos, sabía que todos los métodos que con tanta precisión estudiaba y practicaba en sus ratos de soledad surtían efecto ya que, el hombre en cuestión, no pasaba un día sin visitarla y las comidas románticas que le servía a diario la impresionaban cada vez más, los ricos manjares de pasto que le brindaba no se comparaban con aquellos ofrecidos por sus pretendientes toros.

Mientras él se acercaba, los sonidos de ese condenado animal se hacían más fuertes, el olor penetraba en su cuerpo mientras sus pies seguían moviéndose casi a manera de tortura al inevitable encuentro. Observaba su pelaje, sus movimientos torpes y su molesta presencia mientras la atendía con la mayor rapidez posible, sin olvidar que ese día se acercaba cada vez más con el pasar de los minutos.

La vaca pasaba el día recreando en su cabeza el tan precioso momento, y realizando planes para el siguiente día, pero ésta no era cualquier vaca, ella era ambiciosa, se veía a sí misma como dueña y señora de la hacienda porque la relación sería formal. La vaca se perdía en tan hermoso recuerdo. Al parecer la vaca no escuchaba la risa constante de sus compañeros animales, se habían cansado de hacerla entrar en razón y se limitaban a hacer comentarios entre ellos en forma jocosa.

El granjero se sentía feliz de que su momento con la vaca había terminado, aunque lo atormentaba la idea de que el próximo día otro espantoso encuentro se tenía que llevar a cabo. Pero pronto su tormento terminaría.

Ese día el gallo cantó de manera más estruendosa, los animales susurraban la noticia conocida por todos, por todos excepto por la vaca, lo spollitos reunidos en grupo movían sus pequeñas alitas mientras el granjero caminaba con paso decidido.

Al ver que el granjero deseaba llevarla a un lugar alejado la vaca no puso resistencia. El granjero, aún asqueado por la cercanía del animal caminaba de forma apresurada. La vaca con sus grandes y enamorados ojos se dejaba llevar por tan fuertes manos, deseando que ese moento durara para siempre. Al fin llegaron al lugar, ambos corazones latían sin cesar, ambos nerviosos, exaltados por lo que venía; el común ruido de los animales era inexistente.

La vaca al ver los brillantes cuchillos al frente de su cuerpo sintió una enorme decepción, una tristeza que hacía brotar lágrimas de sus ojos. Se sentía traicionada, humillada, decepcionada ante su propio destino. Allí estaba él, causante de tantas alegrías y ahora de tanto sufrimiento, batiendo los cuchillos en señal de victoria. Era el momento más esperado, su felicidad se notaba en su brillante sonrisa, mientras saboreaba de forma anticipada la rica parrilla del almuerzo del próximo día, mientras la vaca reafirmaba entre sollozos que todos los hombres son iguales.



miércoles, 4 de junio de 2008

POESIA ITALIANA CONTEMPORÁNEA I




En el reciente Festival internacional de Poesía de Caracas tuve la oportunidad de asistir a la presentación de dos libros editados por Monte Ávila Editores de poesía italiana contemporánea, el libro "El bar del tiempo y otros poemas" de Davide Rondoni y una antología de poesía italiana contemporánea, cuyo nombre no recuerdo en este momento pero sobre la cual comentaré después en otros post. Tuve además la oportunidad de conocer a Rondoni (Forli, Italia, 1964). Me resultó francamente encantador. Bello. La foto que conseguí en internet no le hace justicia. Escritor, poeta, ensayista y traductor de diversos poetas franceses de los siglos XIX y XX. Entre sus libros de poesía se encuentran: No estás muerto, amor (2001), El bar del tiempo (1999), Habría amado a cualquiera (2003), El agua visitada por el fuego (2005). Es autor del ensayo La palabra encendida (2006) y de textos teatrales como El veneno.


Copio aquí un poema de Rondoni en su versión original y luego su traducción por Erika Reginato (joven poeta venezolana de origen italiano)






Le donne sono il tempo degli uomini,


i loro nomi un vento che raramente


si posa, il bacio è nella memoria


la rosa che non declina.




Il loro volto è una fiammadi anni,


la ruota del sole che rallenta, sono la storia,


l' andatura contraria


alla trafila bassa di ogni mattina,


ilcontrotempo che oscuro


batte nel sangue.




Ogni volta


il mio baciamano imaginario


è una forte cortesia,


quasi uno sgomento:


la loro bellezza è il tempo,


il battito d' eterno nell' ora che va via.




Davide Rondoni




&&&




Las mujeres son el tiempode los hombres,


sus nombres, un viento que extrañamente


se detiene, el beso está en la memoria,


es la rosa que no declina.




Sus rostros son una llama de años,


la rueda del sol que declina; son la historia,


la andadura contraria,


el trefilado bajo de cada mañana,


el contratiempo que oscuro


late en la sangre.




A veces


mi besamano imaginario


es una fuerte cortesía,


casi una consternación:


el tiempo es la belleza que poseen,


el latido eterno a la hora que se va.

Novísimos narradores caraqueños 2


HECHIZO ROJIZO


Mariana Falcón


Ahí se encontraba, tendida delargo a largo en el suelo. Estaba un poco desorientada y confundida. Sentía un vacío en el estómago, sensación que iba en aumento a medida que recuperaba la conciencia.No lo recordaba todo, por lo menos no completamente. A medida que intentaba recordar miró a su alrededor, se encontraba en el sótano de una casa que le parecía bastante familiar. Sintió un fuerte ruido de pasos en el parquet del piso de arriba. Se acercó hacia las escaleras y subió al primer piso de la casa. Al abrir la puerta se encontró con un espejo, en el que se observó con detenimiento. Llevaba una falda ancha y larga un poco desteñida color negro y una camiseta del mismo color pero ésta bastante pegada al cuerpo. Tenía el cabello rojizo, largo y liso. No perdió más tiempo observándose, siguió avanzando con la intención de recorrer la casa sin tener ningún motivo aparentemente. Al cruzar vio una pared con cientos de fotos, a medida que iba viendo cada una de ellas sentía más ganas de ver la siguiente. De repente se escuchó un llanto de una mujer, sonido que distrajo su atención y la llevó a ver de dónde provenía tan estruendoso ruido. Cuando llegó a la cocina observó de lejos a una mujer algo mayor, tenía alrededor de 60 años, con el cabello blanco nieve, sentada con los codos en la mesa y las manos en la cara, se veía destrozada. La muchacha se quedó paralizada sin saber qué hacer. La señora subió la cara y la miró fíjamente y le dijo: "Ahora lo entendí"y dirigió los ojos al cuello de la muchacha. Al ver esto la muchacha bajó la mirada y encontró en su cuello un collar con un frasco en miniatura. La muchacha como por arte de magia recordó todo, abrió el frasco en miniatura se tomó un líquido que contenía y seguidamente pronunció: "Esto no fue lo que pensé, devuélveme a donde empecé".

La muchacha se encontraba en el mismo sótano pero un poco diferente, diferencia que a ella le resultaba de mayor comodidad. Se encontraba en el medio de un círculo de velas con rayones de tiza. Fue ahí donde recordó todo: Ella era bruja e intentando hacer un complicado hechizo, al parecer, viajó en el tiempo por equivocación. Sin embargo, nunca entendió quién era la persona que se había encontrado en su viaje. Al pasar los años la muchacha creció y aprendió a utilizar sus trucos mejor, estaba orgullosa de la "herencia especial" que le había dejado su familia. A pesar de esto su hija no compartía ese sentimiento de orgullo. La hija aunque continuaba viviendo con ella no dejaba que le contara historias ni nada parecido. Un día estaban en la cocina cuando tuvieron la pelea más fuerte, en la que su hija decidió irse. Recogió sus cosas diciendo que no quería verla nunca más. Su hija salió de la casa muy molesta, cuando ella llorando desconsolada subió la cabeza y se vio a ella misma hace 40 años atrás y dijo: "Ahora lo entendí".