viernes, 21 de marzo de 2014

Poéticas

Con motivo del Día Mundial de la Poesía postearé diversas poéticas de poetas venezolanos y universales:

"Intente, como el primer hombre, decir que ve y experimenta y ama y pierde (.,.) sálvese de los temas generales y vuélvase a los que le ofrece su propia vida cotidiana: describa sus melancolías y deseos, los pensamientos fugaces, y la fe en alguna belleza: descríbalo todo con sinceridad interior, tranquila, humilde, y use, para expresarlo, las cosas de su ambiente, las imágenes de sus sueños y los objetos de su memoria. Si su vida cotidiana le parece pobre, no la acuse; acúsese a usted, dígase que no es bastante poeta para conjurar sus riquezas; pues para los creadores no hay pobreza ni lugar pobre e indiferente (...) Una obra de arte es buena cuando brota de la necesidad. En esa índole de su origen está su juicio: no hay otro." 
Rainer Maria Rilke, carta a Franz Xaver Kappus, París, 17 de febrero de 1903

EL TERRITORIO
"Un país— no, costas quebradas"
Corbiere

Aquí en el país blanco

cada árbol es un tótem
cada roca un altar

¡aquí!¡descúbrelo!

este suelo es mortal

todo lo aniquila
salvo lo que es esencial

poeta— tu reino

Kenneth White, Tierra de diamante 
(traducción: Francisco Rivera)

LA BELLEZA

Yo soy bella, ¡oh mortales! como un sueño de piedra,
Y mi seno, en quien todos de a uno se nutrieron,
Para inspirar fue hecho al poeta un amor
Tan eterno y tan mudo como lo es la materia.

Yo trueno en el azur, esfinge incomprendida;
Un corazón de nieve yo uno al blanco del cisne;
Yo odio el movimiento que trastueca las líneas,
Y yo no lloro nunca y yo nunca me río.

Y los poetas, ante mis grandes actitudes,
Que parezco deber a magnos monumentos,
Consumirán sus días en austeros estudios;

Pues para fascinar, tengo, a esos amantes dóciles,
Puros espejos que hacen cada cosa más bella:
¡Mis ojos, grandes ojos de eternas claridades!

Charles Baudelaire, Las flores del mal
Traducción: Rodolfo Alonso

POESIA II

Lo que es más que la palabra
pero que la palabra libera

Lo que es perecedero
pero renace más adelante

Lo que naufraga profusamente
pero sin cesar se construye

Lo que siempre nos sobrepasa
pero de su pasar somos semilla

Lo que tiene nombre de vida
pero que los días apartan

Lo que es evidencia
pero permanece en suspenso.

Andrée Chedid

Tramada idolatría.
Germén de voz nutrida por su acecho.
Tráfago de secretos. Escozor de raicillas
en la cueva que escarda sus recogidos ecos.
Bajo ropa de ortigas y escarcha voluptuosa
idólatra y fetiche son una larva en arco contemplando el esfuerzo.

Tráfago de secretos,
lenta brasa
activa un mar de mosto persistente.
Nata de enigmas rájase en relámpagos.
Bullen truenos de agraz en las arterias.
Encierro.
               Intimidad en hilo en cuajado susurro
cierne un aire de chispas como péndulos.

Mas, sobre tu escondite,
memoria que guareces al mundo en la avidez pulida de una vértebra,
pesa otro aire tañendo irritados vacíos
para que tu distiendas el respirado asombro
y recobres esporas frenadas en el sueño.

Violentas telarañas pronuncian la guarura.
Caduco hollín se  irisa en galope de semen.
La voz,
              tendida afuera.
Bostezo y apetencia de mentones de liquen,
creencia que levanta su macerado sol y ya lo pierde
tras el telar deshecho y ululante
de un cielo que perdura por su tensión de brea.

Alfredo Silva Estrada

el poeta invisible y su hermana la música
giran entrelazados pero el tiempo es más rápido
nievan sobre la página pero el tiempo es más rápido
corren hacia el espejo pero el tiempo es más rápido
borran todas las huellas pero el tiempo es más rápido

Julio Miranda, El poeta invisible

DIVAGACIÓN III

Queda el lenguaje
mas es hueco
Queda el sonido de las palabras cuando aman
mas es ruido
Queda el silencio puro de las cosas
cuando son
Queda el hombre solo con el verbo
y las cosas en silencio
puras sin palabras

Yolanda Pantin, Poemas del escritor

POÉTICA DEL DEBER APRENDIDO

Debo escribir
atento a lo que me rodea.
Elaborar alguna metáfora
palpable:
               desconocidamente cotidiana.

Debo escribir
como quien espera
una llamada telefónica
—una voz ansiada y elegida—

Debo ceder así  a las evidencias:
a la hinchazón del tiempo que apuntala la demora,
al sudor de las manos
y a la dificultad de repasar el respiro
como quien aprende algo nuevamente
con el firme propósito de olvidarlo.

Debo reunir en la memoria
los gestos y las azoradas miradas.

Afincar el lápiz
para hacerlo testigo,
para hurgar en su propia sombra,
para que de fe
al igual que quien escribe
del paso sigiloso y terco de las horas.


Arturo Gutiérrez, Principios de contabilidad

KANJI

La palabra es la imagen.
La palabra se escribe
en cada hoja de maple,
por eso hablan los bosques
y viaja su voz a ras del agua.
Cada gota de lluvia es un prisma
que descifra los secretos del follaje.
Allí habita la herbolaria,
ella conoce los brebajes que cierran las heridas.
Esta es la tierra que encantó a Odiseo
cuando bajó lentamente de su nave
y quiso saber si era cierta o sólo una visión,
arte de encantamiento o extravío del destino.
El cielo se abre paso entre las nubes,
invita a descifrar los trazos
de esa escritura acompañada de violines.
Lengua que presiente el aleteo del pájaro
y fija para siempre la estela de su vuelo.
Entre estos signos puedo respirar
y del aire vienen los sentidos,
primorosos, como debieron ser
los amaneceres del paraíso.

Gregory Zambrano, Desvelo de Ulises y otros poemas 

lunes, 17 de marzo de 2014

Poema de Louise Labé



¿Qué grandeza hace al hombre venerable?
¿Qué talla, qué pelaje, qué color?
¿Qué es de los ojos lo más embriagador?
¿Quién hace de pronto una herida incurable?

¿Qué canto es al hombre favorable?
¿Quién más penetra cantando su dolor?
¿Quién a un dulce laúd torna mejor?
¿Qué naturaleza es la más amigable?

No podría decirlo con firmeza,
Habiendo mi juicio amor forzado;
Pero yo sé bien, y es clara la certeza,

Que todo lo bello que se pudiera escoger,
Y todo el arte que a naturaleza ha ayudado,
No podrían mi deseo hacer crecer.

Louise Labé

(traducción de Gabriel Rodríguez)

Louise Labé fue una poetisa que nació entre 1515 y 1520 y muere alrededor de 1565. Nace y vive en Lyon, que en aquel entonces era la Florencia francesa. Labé fue una mujer agraciada pero, sobre todo, una mujer de temple y talento. Ocupó un lugar destacado en la literatura de su época, junto con Maurice Scève y otros poetas de la Escuela de Lyon trasvasó el Renacimiento italiano en Francia.