miércoles, 9 de diciembre de 2015

"Quebrantos" María Gabriela Rosas






Pocas semanas atrás asistí a la presentación del libro de poemas Quebrantos, uno de los mejores libros de Poesía que he podido leer en este año que termina, 2015. Editado por el Movimiento Poético de Maracaibo, bajo la coordinación de Luis Perozo Cervantes. Que algunos de sus versos contundentes y hondos hablen por si solos:


                                                                      María Gabriela Rosas

Poro

                                                       "Entrego lo que he encontrado,
                                                       el festín del fuego"
                                                                 Esdras Parra

Te digo que te quiero con mis manos
me importa que después de tanto escombro
tanta caída
sepas decir y digas
junto a mi cuerpo
Me importa lo temprano de tus sueños
que llegues limpio
a tiempo
tú que me conoces sabes que no temo
no pongo el corazón en cualquier parte.


Ruidos 
No pude marcharme ilesa de la noche
los labios nunca son serenos
los agita el silencio
De cada beso uno regresa distinto
o no regresa
y uno se queda solo en las esquinas del mundo
porque estarlo no depende de la gente
de su ruido
depende del silencio que somos

Postal
Una boca es sólo eso
hasta que te abre en dos
y habita la tormenta que eres
entonces, tiemblas
en una boca cabe toda la lluvia.

Columpio
Yo pude mostrarte el color de mis encajes
abrir las piernas más

abonar los límites
ir hondo

pudo pasarme el silencio un día
pero jamás contigo

debiste colocar dentro de tus ojos un pañuelo
para evitar excusas
                               vueltas
                                            círculos
y fraccionarme la tonta idea de no poder abandonarte
porque un espejo roto es suficiente para toda la vida
pero ningún espejo se quiebra tanto como nosotros

yo pude decir
espera
amor
tengo hambre y hace frío
mi cuerpo es tu columpio

pero no quise.

Trampa
Quedé con las manos limpias
la boca seca
recién bañada
la piel más suave que nunca

soy mi trampa
no cargo lágrimas
no encuentro ya dolor en las despedidas

mi techo siempre ha estado en llamas
no tengo ganas de volver a atravesarlo
me quemo y es contigo

soy una herida
que la noche no cierra.


María Gabriela Rosas




lunes, 26 de octubre de 2015

Poema de Emérita Fuenmayor

Luego de un cierto silencio, debido a una agenda algo agitada. Regreso para compartir texto de una poeta venezolana, de Maracaibo, que descubrí recientemente en una antología de poetas de Maracaibo. Emérita Fuenmayor, además de escribir Poesía desde su adolescencia, ha escrito y publicado ensayos y artículos en revistas y ha integrado talleres de teatro, danza y cine. Estudió Letras Modernas en la Universidad de Roma, en la Universidad de París III. Se diploma en la EHESS en la maestría de Sociología (1979) y allí obtiene también Doctorado. Entre 1967 y 1994 fue docente en la LUZ. Así mismo es autora de varios documentales "Día de Reyes en Gibraltar", "La cruz en la montaña", "Las piedras sagradas", entre otros. Comparto uno de sus textos:



Libre
Extraño
En el olvido

Hombre

Plenitudes ebrias
fugitivas
Renuncia ancestral abierta en nombres

Signo ante el enigma

Ala delirante invoca la eclosión
siembra espacios
comulga con el grito

Ara insomnios

Sueño disperso
Levanta una señal
una palabra

Incendia la noche.



Emérita Fuenmayor


(De su libro El elegido, 1962)

domingo, 13 de septiembre de 2015

Sunday ritual/Ritual de domingo Tanya Shirley (Jamaica)




Sunday ritual

I would buy a botle of cheap red wine
keep it on the dining room table
like a fine sculptured statue,
until Sunday came
when I would pour its contents,
pretending it was the ocean
fermented to red,
into a fake crystal glass and drink
glass after glass after glass
until all that remained was the bloody bottom of the sea.

Sundays were always hard on my heart, easy on my pen.
I was never a poet then, just a girl
Longing to be home
In the presence of my mother's complaining:
Why you young people don't like church? Eh?
The old choir so old that all of then combined
Don't have a full mouth of teeth.'

To be home again,
I would give the old people all my teeth.
Hand-wrap them and deliver them at the altar
like a mash-mouth virgin.
Here, my mouth is full but my tongue is numb.
Just for remembrance, I talk patwa with to the furniture.
The brown couch is a broad back woman
with a basket of fruit on her head
and three sons at home sleeping.
The coffee table is always my father,
stained in the middle and most days left unpolished.
The frigid snow stuck to the patio door
is the ripe belly of a coconut I speak to while eating.

Here, you must turn food into language.
Cook tin ackee * and fresh codfish
until the aroma says,
'Mawning, how you do? No time no see.'

On Sunday the heater is set to sunshine
and with my breasts drooping in a floral cotton wrap,
sweat  trickling past my navel into my communion cup,
I curl up and die another day in this place.

*Ackee: a Jamaican vegetable that is staple of the diet

  



Ritual de domingo

Compraría una botella de vino tinto barato
para guardarla en la mesa del comedor
como una fina estatua esculpida,
hasta la llegada del domingo
cuando me la bebería,
pretendiendo que es el océano
fermentado de rojo,
dentro de un falso vaso de cristal para beber
vaso tras vaso tras vaso
hasta que sólo quedase el fondo ensangrentado del mar.

Los domingos siempre fueron arduos para mi corazón, fáciles para                                                                                                      [mi pluma.
Nunca era una poeta entonces, sólo una muchacha
que anhelaba estar en casa
frente a mi madre quejándose:
"¿Por  qué a ustedes los jóvenes no les gusta la iglesia?¿Ah?
El viejo coro tan viejo que todo junto
no logra completar los dientes de una boca".

Para estar de nuevo en casa,
tendría que darle a los viejos toda mi dentadura.
Envolverla y ofrendársela a ellos en el altar
cual una virgen desdentada.
Aquí, mi boca está llena pero mi lengua entumecida.
Sólo como recordatorio, hablo patois con los muebles.
El sofá castaño es una mujer ancha de espaldas
con una cesta de frutas en la cabeza
y tres hijos durmiendo en casa.
La mesa de café es siempre mi padre,
con una mancha en el centro y sin pulir las más de las veces.
La nieve gélida atascada en la puerta del patio
Es el vientre maduro de un coco con el cual converso mientras          
                                                                                              [como.

Aquí, debes convertir el alimento en lenguaje.
Cocinar acki * enlatado y bacalao fresco
hasta que el aroma dice,
"Buenos días, ¿qué tal? Mucho tiempo sin verte".

Los domingos mantengo el calentador a la temperatura de la luz del                                                                                                      [sol.
Con mis senos caídos dentro de una bata de algodón floreada,
el sudor goteando más allá de mi ombligo dentro de mi cáliz de
                                                                                      [comunión,
Me acurruco y muero un día más en este lugar.
*acki: vegetal jamaiquino de uso cotidiano en la isla.

Tanya Shirley

[traducción al español Beatriz Alicia García]





martes, 8 de septiembre de 2015

Curso de redacción en Museo de Arte Afroamericano de Caracas









A partir del próximo lunes 21 de septiembre estaré dictando curso de redacción en el Museo de Arte Afroamericano de Caracas. Comparto la información:

Dirigido a: estudiantes y personas que deseen optimizar su destreza en la redacción de textos académicos, profesionales o escritura creativa.

Dictado por: Beatriz Alicia García, Licenciada en Letras, Magíster en Literatura venezolana, quien se ha desempeñado como correctora y redactora y lectora para editoriales y medios y ha sido profesora en la Universidad Central de Venezuela y la Universidad Simón Bolívar.

Duración: 6 sesiones de dos horas académicas cada sesión.

Lunes y miércoles: dos sesiones semanales de dos horas académicas, durante 3 semanas, de 3 a 4:30 pm

Curso sabatino: una sesión semanal de cuatro horas académicas, durante dos semanas, de 2 a 5 pm.

Inversión: Bs. 4.000 por participante.

Objetivos: Lograr que el participante obtenga destrezas en la búsqueda y organización de la información, para utilizarla en su desempeño académico o en la escritura de un texto o ensayo sobre un tema específico. Asimismo, obtener herramientas para redactar y revisar textos y presentarlos oralmente. 

Formas de pago: en efectivo, cheque a nombre de la Fundación Nelson Sánchez Chapellin o depósito en la cuenta corriente Nº 01080027-770100779843 del Banco Provincial    Rif: J30214749-2. Una vez realizado el depósito, por favor enviar la planilla de depósito escaneada o datos de transferencia o traerla el día del inicio del curso para confirmar inscripción en el curso, indicando horario de preferencia.

Lo ideal es que el participante tenga ya un tema  sobre el cual le interese escribir al iniciar el curso, sobre el cual va a ir trabajando.

Para cualquier información adicional puede llamarnos a los teléfonos 5512849  04122124967  




domingo, 23 de agosto de 2015

Poemas de Marissa Arroyal Ordeix




        Marissa es silenciosa, no le gusta hacerse notar. Pero detrás de esa delgada figura, se esconde una extraordinaria poeta, una humilde buscadora de honduras y bellezas. Nos conocemos hace años, de vernos en algunos eventos literarios, que siempre hay en Caracas. Pero sólo recientemente tuve la oportunidad de sentarme a conversar con ella, en una amenísima tarde de café en café Arábica, lugar de tantos gratos encuentros, en el que hacía mucho no me sentaba. Habíamos acordado desde hace varios meses una tarde de café y felizmente pudo darse. Esa tarde íbamos de sorpresa en sorpresa, descubriendo afinidades, además del amor por la literatura y la poesía, el amor por la naturaleza, por la necesidad de encontrar espacios para la soledad y el silencio. Le obsequié mi antología Lugares olvidados, publicada por Monte Ávila Editores en 2007 y ella a su vez me obsequió la suya Meridiano del Sol. Le comenté mis recientes experiencias como coordinadora de talleres, algunas semanas en el casco colonial de Petare, y más recientemente en la Casa Arturo Uslar Pietri. El estupendo feed-back con los niños y jóvenes entre 9 y 16 años, que sorprendentemente logré acoplar sin mayor problema. Después de algunas semanas atareadas logro leer su libro de poemas y no puedo menos que compartir sus preciosos versos, que me han deslumbrado. Versos donde se vinculan, dialogan el alma y la naturaleza, el alma y el ser. 

Beatriz Alicia García



Compañero 

Tu pecho tiene
el tamaño exacto de mi dolor
(el mío el de tu desasosiego)

Tu abrazo no me deja caer
(no te dejo caer)
en la miseria del mundo

Tu boca (en la mía) desgarra
la vana impostura

Incendiamos el mundo
para hacerlo nacer tibio pichón nuevamente

Desde tu trinchera
desde mi trinchera
marchamos con el ejército de los desposeídos
                          (los que tienen hambre y sed de justicia
                    (los mansos subversivos de corazón puro
los desperdigados hijos de Túpac Amaru
los hermanos de Cuauhtémoc

Pasas invisible entre los presuntuosos
paso invisible entre las frívolas

Hombre semejante y diferente
Eres el complemento


Manifiesto del corazón

Hay que recorrer todas las cuevas
restaurar todas las grietas
derribar los muros
abrir puertas y ventanas

Hay que borrar las cicatrices
el llanto de los espejos
amansar los perros del odio
dejar volar los  pájaros de los propósitos

Hay que levantar un templo
torres, ábside, campanario
de cristales claros
donde cada piedra sea un sol

Gala

De plata y lapislázuli
la libélula
única alhaja de esta
pálida mañana

Corazón de flor

Una súbita
gota de rocío
ilumina
con oleaje de plata

el laberinto

Esbozo para Chuang-tzé 

La mariposa
abre y cierra sus alas
en el polen umbrío
de la piedra

¿Sueña tal vez que es mujer?

Tierra de ancestros

¿Has visto el tierno tallo del bambú?

el sereno se demora
en el trazo de los nudos

en el verde nuevo de las hojas
inmóvil se queda

y con súbita luz resplandece

Un compañero desconocido 

Por el estrecho sendero
me sigue la mansedumbre

ojos de dolor condensado en brillo
¿por qué quiere realizar conmigo la difícil ascensión?



Marissa Arroyal Ordeix

(San José de Mayo, Uruguay). Poeta, narradora, editora y ecologista. Nacionalizada venezolana, vive en Caracas desde 1974. Realizó estudios de Filosofía. Entre sus libros publicados se encuentran: Arcana (1982); Vertiente norte (Mención Poesía Bienal Mariano Picón Salas, 2001); Guaraira Repano (Premio Certamen Mayor de las Artes y de las Letras, 2004; Sogno nel tempio (Premio Internazionale di Poesia Nosside, 2005) y Centinela de los Toromaymas, 2006; su libro Estación Petare y otros poemas obtuvo Mención de Honor en la Bienal Latinoamericana José Rafael Pocaterra en 2008. También ha publicado literatura para niños: La montaña que vino del mar (Premio Único Bienal Latinoamericana Canta Pirulero); Los Tropitrolls (2007), Ling, la osa de los bambúes (2009) y Poemas al viento (2010). 
      

domingo, 9 de agosto de 2015

Poesía es voluntad/Beverly Pérez Rego


                                                     Beverly Pérez Rego    Foto: Laura Mustio

            

              Conocí a Beverly Pérez Rego a finales de la década del 80 del siglo pasado. Coincidimos en el Taller de Poesía del Centro de Estudios Latinoamericanos Rómulo Gallegos (Celarg) que coordinó Armando Rojas Guardia entre 1988 y 1989. Espacio de encuentro semanal que para mí fue muy enriquecedor en mis años de formación, tanto por el coordinador del Taller, como por el excelente grupo que participó. Ya entonces había empezado a gestarse el primer libro publicado por Beverly, Artes del vidrio (Pequeña Venecia, 1992). Sus oscuras imágenes góticas, escritas en prosa poética llamaron poderosamente mi atención, porque en aquella época, por diversas circunstancias, sobre todo académicas, lo medieval había tomado especial interés para mí. Había leído textos narrativos, poéticos, ensayos, sobre la época, había escuchado canciones de trovadores provenzales. Lecturas que varios años después me llevaron a escribir mi libro de poemas Acto de fe (La Liebre Libre, 2000). Pero mi Edad Media no alcanzaba ni por asomo la hondura de ese imaginario que fue configurando la voz y la obra poética de Beverly Pérez Rego. La muerte, las figuras fantasmales que poblaban sus poemas me resultaban verdaderamente inquietantes, pero al mismo tiempo atractivas. La mujer, lo femenino, se configuraban con una gran fuerza. Sus arquetipos de lo femenino estaban vinculados a la noche, a la oscuridad, a lo misterioso, al terror mismo de lo gótico, a la fatalidad. En sus libros posteriores esta imagen se matiza, pero no pierde esa fuerza inicial. En 2006, Monte Ávila Editores Latinoamericana publicó una antología de sus libros publicados, Artes del vidrio (1992), Libro de cetrería (1994), Providencia (1997) y Escurana (2004), al que se añadía un libro inédito Grimorio, bajo el título de Poesía reunida. En estos días releo sus libros pensando en escribir un texto sobre las poetas de mi generación. Comparto el poema "Poesía es voluntad" de Grimorio. 


POESÍA ES VOLUNTAD

Es cierto:

No es hilera de vocablos sentados cómodos sobre
el intelecto;

No es sapiencia intimidante, ni sollozo de vida
parcelada-

No apela a la inteligencia, ni busca seducir.

No es una idea.

Es una orden.

Si la tienes,

Ni el más alto destino te salva.


A veces nos arrodillamos y rogamos no venga-

Mas si la tienes, te mata,

o te hace más esclavo.

Es el punto negro antes de la ceguera,

el arte negro, la más negra de las artes.

La maciza lucidez del poema se paga, en vida,

con un espinazo débil,

con demencia.



No se negocia con ella.

Se vive a pesar de ella.



La poesía, créeme, no es un don,

es voluntad.



Beverly Pérez Rego 

martes, 4 de agosto de 2015

Poema de María Baranda Premio Jaime Sabines-Gatien Lapointe 2015




A la poeta Maria Baranda (Ciudad de México, 1962) poeta y traductora, le ha sido otorgado el Premio Jaime Sabines-Gatien Lapointe 2015. El cual es otorgado por el Seminario de Cultura Mexicana y el Festival Internacional de Poesía de Trois-Riviéres de Quebec. La autora recibió este reconocimiento por sus libros publicados en edición bilingüe Moradas imposibles/Fabulas de los perdidos traducido al francés por Fabienne Bradu y Atlántica y El Rústico traducido por Nicole y Émile Martel. La autora ha participado en diversos festivales internacionales de Poesía y ha recibido ya algunos importantes premios como el Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta, Premio Internacional de Poesía Villa de Madrid y ha sido incluida en la Lista de Honor de International Books on Board for Young People. Entre sus obras publicadas se encuentran El jardín de los encantamientos, Ficción de cielo, Dylan y las ballenas y Arcadia. Comparto uno de sus textos Ángeles de proa:



ÁNGELES DE PROA


                          Hemos llegado
              y no es del mar donde somos,
      aquí hace tiempo estaba nuestra casa,
              en el Oriente de los vientos;
   las mujeres veían pasar las nubes lentas,
              había plantas muy distintas
    arraigadas al sol que tanto se recuerda,
 y era la voz de helechos y largos chayotillos
              lo que a diario nos llamaba,
  antigua era la casa de húmedas entrañas,
          de árboles de sangre y pájaros,
                los cerros y los montes
              se alzaban bruscamente,
     altas las pendientes y el estanque frío
            
       donde extraviamos lo que vimos,
después los hombres se fueron hacia el frente
       hinchados de gloria y de batallas:
       si alguna vez fuéramos grandes...
  
                     pero la historia
            de la tierra se borraba, así,
              tan solas nos quedamos
 con el honor y la excelencia al hombro,
       entonces por boca de la anciana
       supimos de extrañas ceremonias
              donde se guarda a Dios

              y se lame su palabra,
   árboles se erguían en los sueños
                     y no había
olor de azahar, de acanto o de albahaca,
    los pies eran ligeros, y la lluvia... 
  cantaba un gallo muy lejano,
de esos guardados entre pastas
  de viejas biblias ya olvidadas,
hermosos los ojos que leían, ¡ah!,
los labios, los sueños de las otras,
      las olas eran altas, grandes
las piedras donde ningún sonido era eterno
             en las regiones de las aguas;

                                luego,
                vestidas con las telas
                       y las flores,
llegaba el momento de rezar y de llenar la noche
               con palabras, porque las horas,
                 las horas no se escapan,
                  todas están habitadas,

              ángeles venidos de la Altura
                cruzaban muchos círculos,
   ofrendas de pimientos y frutas muy jugosas
eran puestas al paso de los templos, los ángeles
   con las manos abiertas, decían el Bien decían
                                   el Mal
           hasta la hora en que una estrella
                aparecía en el firmamento
             y toda exclamación se disipaba,

           montes verdísimos lucían sus yerbas
                  de epazote y toronjil, arriba
                      la Virgen del Recuerdo
           se iba lejos con la cabe/a al sol,
        el mundo eran los días, calendarios
                 tallados a muerte, voces
                 de una piedra consagrada
        que sabía del tiempo seco y amarillo de
                               los campos,
        de la tierra de azúcar verde y de fuego
    que soñaba con el pan dulce de la escanda,
    todos estos lugares se oían en los suburbios,
y nosotros, mientras narraban, teníamos miedo
        de los demonios que miran a los niños
y pensábamos en esos Santos sin ningún oficio
   que ardían en las hogueras, con una mano en
                                  la boca
                  y la otra en el vacío, luego
                     brotaban los fantasmas
              de bestias hace siglos ya enterradas,
                 dos sílabas caídas de un cadáver
        aún mojado por las tibias gotas de la lluvia:

                         el Padre en el abismo
       que ruega por el sol y su blanca marejada,
       el Padre en el principio que todo lo reclama,
             el todopoderoso que guarda de noche
                          su ejército de dioses,
       caballos de viva sangre eran su primer coro,
                             y la palabra pura

                                en el mundo
                  libre al aire y al mar;
         de allí los hombres, los mineros,
                cocina de pan y de miel
         donde el Padre decía los oráculos,
                      y el cielo tan azul,
             y su murmullo, la voz del Pez
          y la derrota de aquello no escuchado,
       el Tiempo decía que lo borrara de su libro
pero él, el único, el todo roca y puro para siempre,
                      cerró su corazón, lamió
los márgenes del terebinto y dijo al ermitaño
          tu será de niña pero tu acción...

          ¡Señor, el mundo es tan ajeno!,
   será, narraba aquella anciana, cuando se
                         guarde el sol
y de los montes bajen a un feudo de leyendas,
   en paz con la mesura del enebro, lo harán
   por la espiral del cielo, el corazón a punto
                         y la marea...


                   así fue el nacimiento
                   de todos los Espíritus,
               engendrados tan alegres
                   y siempre luminosos,
              que una ráfaga marina
           hizo estallar en las semillas
                       bajo el sol;
         llorosas estaban las Parteras,
   las algas y las flores rojas de la mar
      eran mecidas cual frutos muertos
        bañados de un antiguo secreto,
            toda la bondad de las raíces
      en las barbas de la mujer del mar,
                           nosotros
                decíamos la oración
sobre los dulces corazones del espliego,
              sin otra cosa por hacer
  que dar la vida más íntima a la tierra;
              grandes eran los álamos
              que acogían la ofrenda
de buena voluntad y de hermosas maneras
           fermentadas en monasterios
              o acaso en frías iglesias,
o en el amor que escupe el invisible pordiosero
                          en esos muros
                   hace siglos ya de pena,
         y la tumba del Señor —el nuestro—
         abierta como abierta está la playa
                         al extranjero,
              su sombra ha quedado aquí
          porque este mundo de tan ajeno
                        es una página,
              una violencia jamás escrita,
                            es la luz,
                la humillación suprema,
                            la gloria
            donde se hablan y no se miran
            el minero y su propia sombra,
               el Uno que sigue al Otro,
        ellos, los memoriosos, decían un día
                 haber oído al perro
          y sus ladridos, de las casas
      salieron sordos ruidos, hombres
                 vestidos de negro,
                 blancos por dentro,
como la noche caída en el barranco;
           allí un ataúd de encino
pasaba con su cortejo de estériles mujeres,
          y no sus manos y no sus rostros
             eran la ofrenda de los patios
donde pálidas las rosas y dulces en su fuerza
guardaban el sueño de los hombres de la costa;

                mar arriba entre las nubes
                se iba el canto del ejército,
                               y nadie,
            en la visitación de los extraños,
                   sintió la paz que mata
                mas no alcanza a disipar
                los sueños ya de siempre,
       blancas eran las caras consumidas,
    blancas también las piedras de la fosa
         que hizo cavar aquel Sargento,
              solitaria quedó la ciudad
           de verdes barrios y de plazas
donde vírgenes ancianas adularon la Visitación,

                          y las mujeres
                   tan rojas como azules
                 en la mirada de la mar,
            dóciles en las esquinas de la noche
                             y lentas,
                     más lentas y profundas,
avanzaban con el canto perdido entre los peces,

        ¡vive allí!, se oyó en las habitaciones
               solitarias, cuando las tropas
                   en marcha perseguidas,
         vieron el fin, la tarde de la Víspera,
         ¡cartílagos tendidos sobre el agua!,


                      yeguas magníficas
                        eran cobalto
                 en los caminos bárbaros,
                      y un viejo sacristán
                     de pie en el muelle
              decía de Dios y los insectos
                  a tres días de la muerte,
            ¡guerreros de hermosas manos
         y cuerpos de árbol!, desnudos van
                        pero gloriosos,
      a ver al mediodía tallar sus frentes,
      y toda la congregación de guardias,
federales, soldados viudos desde el alba,
                 esperan ya la gracia
       en las rejas de algas de la mar,
en las jaulas de oro que costean a los sepulcros,

          ¡lágrimas derramamos
     por los hombres incrédulos de sueños
               y amarillos en la fiebre!,
               y el día de San Patricio,

     bajo el rayo más fuerte de aquel sol,
         luchamos, la luz a nuestro lado,
            el tiempo en todas partes
             y la milicia de los cielos
             a la voz de la traición,
         crímenes venidos de muy lejos,
        vestidos con grebas de bronce
                y coraza escamada,
                  llevaron la plaga,
            a los atrios y almacenes,
             a los patios del herrero
          donde el huérfano gritaba,
      y un águila, nacida de montaña,
 bajaba como loca entre la confusión;


         el cuerpo ya no existe, atrás
          quedó el ángel del abismo,
                  ardiente y blanco
        por la cal del hombre muerto,
                  relámpagos en tal
                y en tal otra parte,
          refugios en la voz del monte,
                          gemidos,
                          y Dios,
                  errante y elevado,
    también perdido entre la confusión;


aquí hace tiempo mirábamos un mundo,
                 quizá desesperado,
                 de leyes agotadas,
              de héroes y de locos,
   de vendedores y príncipes extintos,
     un mundo donde el sol se aleja,
          desciende el horizonte,
          las piedras abren grietas
          por donde pasa la mula
      con su amo que se arrastra,
          allí surgen los pueblos,
      lugares que cosechan templos
para purificar a santos y a mujeres,
              rebaños de vacas
que lamen las banquetas y más allá
    repúblicas de hombres tristes.

    ¡Señor, las calles son de fuego,
la historia arde frente a su propio espejo!


¡Señor, estamos perdidos entre la confusión!


María Baranda