jueves, 3 de enero de 2019

Poemas de Juan Antonio Corretjer




A pesar de la cercanía física, y en ciertos aspectos culturales, que nos hermanan con Las Antillas del Caribe de habla hispana, en líneas generales, es poco lo que los venezolanos sabemos de su historia y de su cultura, especialmente en el caso de Puerto Rico. Nuestro vínculo con la isla en las últimas décadas ha estado vinculada con la cultura popular, y muy particularmente a través de la música. Igualmente ha ocurrido con República Dominicana. Todos sabemos quién es Héctor Lavoe, Ismael Rivera o Daniel Santos, pero poco sabemos de sus escritores, sus poetas, sus novelistas, sus pintores, sus cineastas. No sé qué tanto haya influido el hecho de que Puerto Rico se haya convertido en un estado de la Unión norteamericana, si esto ha limitado el contacto cultural, lo que entra o sale de la isla. O si, a pesar de ser un estado de la Unión, es un estado de vida muy precaria, como lo hemos sido desde el punto de vista cultural, la mayoría de las naciones latinoamericanas. Quizá sólo en el caso de Cuba, si ha habido un mayor vínculo desde el punto de vista cultural, desde los tiempos de Martí. Es por eso que comienzo el 2019 con una entrada dedicada al poeta puertorriqueño Juan Antonio Corretjer, del cual compartiré algunos poemas  de su libro Yerba Bruja. Corretjer (1908-1985) fue además de poeta, periodista, y militante político que luchó por la independencia de Puerto Rico. Su primer poema "Canto a Ciales" lo publica a los 12 años y no cesó de escribir.

Poemarios


"Agüeybaná" (1932).
"Ulises" (1933).
"Los primeros años", "El Cantar Épico de Puerto Rico" y "Alabanza en la Torre de Ciales" (1950, el tercero de estos, publicado en 1953);
"Tierra nativa" (1951).
"Contestación al Miedo" (1954).
"Don Diego en el cariño" (1956).
"Distancias" y "Yerba bruja" (1957).
"Genio y figura" (1961).
"Pausa para el amor" (1967).
"Construcción del Sur" (1972).
"Aguinaldo escarlata" (1973).
"Para que los pueblos canten" (1974).
"Día antes" (1975).
"La noche de San Pedro" (1976).
"Paso a Venezuela" (1977).


Poemas de Juan Antonio Corretjer

La Hamaca

Con pluma de colibríes
tejí yo,  para mi amada,
―doradas todas las plumas―
una suave y linda hamaca.

Y cuando la hube tejido
la colgué bajo las palmas
y me eché a soñar en ella.
(La tejí para mi amada…)

El mundo es de otra manera…

En hojas de yerba bruja
bebí, larga y lentamente,
sorbo a sorbo, aquél rocío
hecho de luna clemente.

El mundo es de otra manera…
(Un sí es no es, realmente.)

¡Ah palma! Por mi quimera,
a orillas de la cascada,
no eres sueño ni palmera:
Eres mujer: india amada,
para el areyto ligera
como de novia ataviada!

Y en honor a tu belleza,
bien hilado en mi poesía,
me sacaré de las venas
un collar de peonías!

Inrirí Cahuvial

Envuelta en un remolino
de alas, te vi primero.
Vi el resplandor de tus ojos
y vi tu pelo.

Cabellera de noche clara
con tabonucos vueltos luceros,
vueltos cometas;
y ojos en los que arden llanos y cerros
con quemazones alucinantes
de cucubanos revoloteando sobre un espejo.
Borrando todo sobre mi frente
pasó un recuerdo que ya no era sólo recuerdo.
Llevando todo consigo, todo,
pasó una ráfaga que ya no era tan sólo viento.
Bajo tu pelo, bajo tu frente, bajo tus ojos,
que no eran ojos, ni era ya frente, ni aún era pelo,
sino ramaje, sino rocío que me miraba desde las
                                          hojas,
hacia esa forma que era tu tronco siendo tu cuerpo,
se fue volando lo que yo era, lo que yo he sido:
con las dos alas, y con las uñas, y con el pico del
                                          carpintero.

Muerte

Entraste por el ojo de la bruma
―imperturbable la viril mirada―
adonde está el palacio de la espuma
puesto sobre la estela de la nada
que en otra nada más allá se esfuma
sobre una verde nada ilimitada.

Y mientras vas ganando maravilla,
saciándose tu sed de claridades,
y se te desentrañan las edades,
y un nuevo sol desde tu frente brilla:

presos en esta bruma de la arcilla
en la que quedan nuestras realidades,
te perdemos por vastas soledades
mirándote alejar, desde esta orilla!

En la vida todo es ir

En la vida todo es ir
a lo que el tiempo deshace.
Sabe el hombre donde nace
y no donde va a morir.

El hombre que en la montaña
―por la cruz de algún camino―
oye la voz del destino,
se aleja de su cabaña.
Y prosiguiendo su hazaña
se dirige al porvenir
una esperanza a seguir.
Mas no ha de volver la cara,
pues la vida es senda rara:
en la vida todo es ir.

Miro esa palma que airosa
su corona al sol ostenta
y miro lo que aparenta
la esplendidez de la rosa.
Contemplo la niña hermosa
riendo a lo que le place,
y lo que el viento le hace
a la hoja seca del jobo:
es la vida como un robo
a lo que el tiempo deshace.

Tuve un hermano que dijo:
― “Cuando salí de Collores…”―
Así cantó sus amores
al Valle del que fue hijo.
Una y otra vez maldijo
la gloria que en letras yace,
(en que su nombre renace)
pues que llegó a comprender
lo poco que es el saber:
sabe el hombre donde nace.

No hay más. Un solo camino
que se quisiera tomar,
mas la suerte del andar
maltrata y confunde el tino.
Nadie niegue su destino.
Es que ser hombre es seguir
―y un ideal perseguir―
por la vida hacia adelante,
sabiendo lo que fue enante
y no donde va a morir.


Mar Caribe



Desde mi verdinegra serranía
hoy vengo a ti, Caribe soñoliento,
ansioso que me bese el pensamiento
tu boca de limón y travesía.
Una aventura de piratería
corre la nube por tu barlovento,
y ya, a bandera desplegada, lento,
borra el sol tu poniente de sandía.
¡Oh, mundo azul de espuma y claridades.
Esa impávida estrella que ha nacido
de tu líquida frente y las edades
de ignorantes ayeres conocido,
Bayoán domador de tempestades,
no sabes de la muerte ni el olvido!






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