miércoles, 5 de septiembre de 2007

Doctorado Honoris Causa a Eugenio Montejo







En los próximos días se le concederá en la ciudad de Mérida el doctorado Honoris Causa al poeta Eugenio Montejo, según lo informaba ayer en su programa de radio Edmundo Bracho. Como un modesto homenaje a Eugenio copio aquí una brevísima selección de sus poemas:

SETIEMBRE

a Alejandro Oliveros

Mira setiembre: nada se ha perdido
con fiarnos de las hojas.
La juventud vino y se fue, los árboles no se movieron.
El hermano al morir te quemó en llanto
pero el sol continúa.
La casa fue derrumbada, no su recuerdo.
Mira setiembre con su pala al hombro
cómo arrastra hojas secas.

La vida vale más que la vida, sólo eso cuenta.
Nadie nos preguntó para nacer,
¿qué sabían nuestros padres?¿los suyos que supieron?
Ningún dolor les ahorró sombra y sin embargo
se mezclaron al tiempo terrestre.
Los árboles saben menos que nosotros
y aún no se vuelven.
La tierra va más sola ahora sin dioses
pero nunca blasfema.
Mira setiembre cómo te abre el bosque
y sobrepasa tu deseo.
Abre tus manos, llénalas con estas lentas hojas,
no dejes que una sola se te pierda.

LA CASA

En la mujer, en lo profundo de su cuerpo
se construye la casa,
entre murmullos y silencios.
Hay que acarrear sombras de piedras,
leves andamios,
imitar a las aves.

Especialmente cuando duerme
y en el sueño sonríe
-nivelar hacia el fondo,
no despertarla;
seguir el declive de sus formas,
los movimientos de sus manos.

Sobre las dunas que cubren su sueño
en convulso paisaje,
hay que elevar altas paredes,
fundar contra la lluvia, contra el viento,
años y años.

Un ademán a veces fija un muro,
de algún susurro nace una ventana,
desmontamos errantes a la puerta
y atamos el caballo.

Al fondo de su cuerpo la casa nos espera
y la mesa servida con las palabras limpias
para vivir, tal vez para morir,
ya no sabemos,
porque al entrar nunca se sale.

No hay comentarios: