lunes, 10 de septiembre de 2007

Zbignew Karkowski en el Centro Cultural Consolidado



El miércoles 5 de septiembre se llevó a cabo en el Centro Cultural Chacao una performance sonora del artista polaco residenciado en Japón Zbigniew Karkowski. Esta experiencia se ofreció como una charla-concierto con el músico electrónico y compositor sueco (sic) en el programa mensual de la fundación y se tituló “Componiendo en el caos”. La experiencia se inició con una puntualidad suiza, inusual entre nosotros. Las personas inquietas de esta ciudad tenemos más de una década asistiendo a diversas experiencias musicales y sonoras pero aún estamos abiertos a dejarnos sorprender. El señor Karkowski nos sorprendió. Para mí particularmente de forma negativa. La charla se limitó a dos minutos en los cuales dijo que era polaco, tenía 30 años viviendo en Japón, que nunca utilizaba pistas previas y que en su trabajo había mucho de improvisación pero que era una improvisación que no era aleatoria. Algo así fue lo que yo entendí por lo menos, porque habló en inglés y el muchacho que hizo la traducción no fue muy eficiente. Luego Karkowski dijo “¿Hay alguna pregunta?”. Nadie hizo preguntas y el dijo entonces: “Si no hay preguntas empezaré de inmediato”. No teníamos idea de qué iba la cosa, qué podíamos preguntar. Yo hubiese agradecido que me contara un poco de qué iba su propuesta. Porque a lo mejor me retiré a los 15 minutos aproximadamente porque no entendí de qué iba la cosa. Casi nunca hago eso, muy pocas veces en mi vida lo he hecho. Trataré de describir lo que ocurrió: Empezó a escucharse un ruido muy desagradable como cuando hay problemas de sonido en un concierto, el ruido se acrecentó, se apagaron las luces y empezaron a prenderse y apagarse de manera intermitente los focos del techo del escenario, acompañando al chirrido del compositor. El ruido parecía menguar y el movimiento de las luces, pero luego volvía a acrecentarse. Traté de relajarme y disfrutar la experiencia, pero al rato me paré y me fui. Era algo realmente desagradable. No sé si el displicente compositor habrá accedido a responder preguntas al terminar su performance, tal vez fue así. Pero yo me quedo con nuestro maravilloso Miguel Ángel Noya o algunos de esos excelentes conciertos de música electrónica que organizó Félix Allueva en la Casa Rómulo Gallegos hace una década o poco más, o con alguna rumba trans de Johnny Ferreira a la que asistí en Las Mercedes por la misma época. Los chirridos de Karkowski se los ofrendo con mucho gusto a los masoquistas que se quedaron hasta el final. ¡Santos polacos niponizados, batman!

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