domingo, 12 de abril de 2015

Joserramón Melendes: escribir como se oye


                                    Joserramón Melendes

         
               Recientemente estuvieron en Caracas varios escritores de Puerto Rico, invitados a la Feria Internacional del Libro de Caracas (Filven), entre ellos se encontraba José Ramón Meléndez (1952), conocido en el ámbito cultural puertorriqueño y latinoamericano como "Che" Melendes y en cuyos textos editados unió sus dos nombres y tomó la versión portuguesa de su apellido, firmando Joserramón Melendes. Poeta y editor nacido en Río Piedras, el cual coordinó durante dos días un taller de Escritura Creativa y dos de sus libros, La casa de la forma y Calaboso fueron editados por la editorial estatal venezolana El Perro y La Rana, bajo el título "Che Melendes en dos poemarios y una entrebista", que tuvo también una presentación en la Feria. Estuve en su taller, el primer día, durante el cual hablamos principalmente sobre poesía, tomando como punto de partida unos tres textos que leímos los participantes. Yo no había llevado textos propios, ni al parecer el resto de los participantes, pero recité de memoria un brevísimo texto mío de "Acto de fe" y dos jóvenes, haciendo uso de la tecnología, buscaron textos suyos con el celular y los leyeron. En un post anterior escribí sobre el taller. Me interesa compartir en este nueva entrada textos del poeta y escribir sobre su particular ortografía y concepción de la escritura.



            Joserramón Melendes en su concepción de la escritura poética sigue el sendero de la llamada Poesía concreta que surgió principalmente en Brasil, a comienzos de la década del cincuenta del siglo XX. Si bien no hace caligramas, para Melendes es fundamental la expresión visual, gráfica, del texto. Un sello distintivo de su poesía ha sido escribir, ciñéndose lo más posible, no a las leyes gramáticas establecidas, sino al sonido de las palabras cuando se pronuncian. En la entrevista publicada en la edición venezolana de sus textos, expresa Melendes, cuando se le pregunta por su particular uso de la ortografía (transcribo la entrevista tal como está editada siguiendo la ortografía del autor):
             La ortografía falsamente etimolójica qe se utiliza en el español norma[tibo], i qe a sido impuesta por una academia, se a movido en realidá con una belocidá infinitamente lenta; porque tenemos qe asebtar qe la Academia, fundada en el siglo [18], fue presisamente para imponer una norma aristocratisante a la ortografía. (...) Tú no le puedes imponer a un niño qe escriba "vaso" con una v no mui distinta de la "b" que usa para "bate"; tienes qe asérselo a batasos, para qe lo entienda. Ai, pues, una serie de elementos absolutamente arcaicos en la lengua española. Por ejemplo, el caso de los dígrafos qe no se pronunsian: si escribimos q-u-e para desir "qe", i la u no tiene funsión alguna, ¿para qe usarla?  


            Su idea, pues, es escribir de la manera más cercana a como suenan las palabras al pronunciarse. Por otra parte, el poeta ha destacado la importancia de seguir los ritmos de la lengua y su admiración por los clásicos de la lengua, los escritores del siglo de oro, o escritores españoles más contemporáneos como Juan Ramón Jiménez. No en vano una de las obras fundamentales del poeta puertorriqueño se llama La casa de la forma. Su concepción de lo poético pasa por la materialidad del poema, el poema como forma, vinculada a la lengua, la expresión verbal, pero también a la vida, en tanto el decir es parte de la experiencia cotidiana, es la vida tomando una forma. No en el sentido de lo estricto normativo, con lo que evidentemente busca romper, sino en tanto la poesía pueda vincularse con su capacidad de expresión. Su libro La casa de la forma ha sido adoptado dentro del programa educativo de la Universidad de Puerto Rico. Melendes entiende la poesía, y así lo expresó en el taller, como "laboratorio de la palabra", trabaja con el lenguaje a partir de la transgresión formal porque conoce los estilos y los trastoca, no realiza meros malabarismos con el lenguaje, su poesía propone un juego lúdico pero también se arraiga profundamente en lo humano. Comparto aquí un par de textos suyos, ambos de La casa de la forma. El primero con la gramática normativa y el segundo con su particular gramática.






POEMA a la luz

Cae la noche...
La mitad del cielo aún está roja,
Pero el cielo de mi barrio ya está gris.
Los postes de la luz ya se encendieron
Y en el cielo la luna lo imitó.
El árbol de quenepa está muy quieto
Y el pino se confunde en el monocolor.
Cerca se escucha la vieja vellonera
Que alimenta el bolsillo de un triste borrachón.
Y el monótono cubre el monocolor.
La calle está vacía, alguno que otro perro
El ventorrillo, el dueño hecho bostezos,
Una ramera jugando en una esquina,
Dos muchachos y un viejo.
(1969)


ALGUNOS SONETOS EGOÍSTAS
(PERSONALIA)
Quiero escribir, pero me sale espuma.
                          -Vallejo

I
SONETOS BIBOS

                        Dedicatoria

César Vallejo esplico tu partida
con unos datos pocos al instante:
no supiste vivir como la vida,
moriste por morir, supiste ese arte;
  pero no se te oscura la mochila
qedándote de tierra seco y parte,
no preferiste nada neutro en fila
de sísi nos te isieron sicofante.
  Elefante de lus, calbo de espuerto,
Energúmeno,  arrós que come i caya,
Conosiste la tarde de diez puertos
  Qe te isieron amar una metralla;
Pero se estrella el mar en tu aposento:
Vallejo solo i muerto. Punto i raya.

          (SONETO TERMINADO
¿Cómo se puede escribir en esta vida
Repleta de ruinosas nulidades?
Como ber colexiones de corales,
De logaridmos, de asientos de barbería:
  No acoje nuestra lus la tubería
Qe comunica el sielo con los mares,
Nos deja fuera el siclo i las postales
Nos cuelgan las distansias  i los días,
  Del perchero nogtámbulo los sueños
Multiplican la sed por las qimeras
Con la tabla del uno liqidada;
  Cuando el sero nos sierre con su esfera
Multiplicando la ducha de los sueños,
Tendremos los asules por bandadas.)

Morir el 38 tanto frío,
en el mundo i la muerte tanto frío,
tanto frío en las venas torturadas,
tanto frío en la sima del Perú,
  en las minas basiadas oro ido,
tanto frío en las cayes de París
i en un pequeño choclo indiferente
entre tanta avenida y tanto frío,
  tanto frío en la muerte de algún ombre
qe pudo aber sido otro si lo dejan
no dejar su camisa almidonada
  de la manera qe lo comprendía,
tanto Vallejo en el mundo i los estantes,
en el código i el presio tanto frío.

(La carrera del lápiz comienza contra el mundo.
Arriba las estrellas palidecen de lejos.
No se nos cansa el asno de estar boqiperplejo.
Se empoya el sol. Mañana correrá nuebo el mundo.
  Pero ahora estoi solo, solo i meditabundo
Como cualquier espejo, pes lejos o asulejo,
Solo como un cristiano pensatibo profundo,
Como un rotundo fundo me undo o bagabundo.
  ¿Adónde será el jápenin exagto de esta ora?
¿Qé gerra estará en Marte, la primera o la última?
Yo estoi aquí profundo, pensatibo i fecundo.
  Fecundo el ala seca de cualqier caracola
Qe el asar de un naufragio cualqiera el mar última
Poniéndome en la boca este eco sin segundo.)

César Vallejo a muerto i yo vestido.
César Vallejo partido para siempre:
de nada sirbe sobarle la simiente,
la tinta de su pájara aser nido;
  César Vallejo a muerto como el ruido
de sus tacos bajándose del puente
Mirabeau para mirar la corriente
de nuebo, i yo no estoi arrepentido;
  César Vallejo a abierto la ventana
para no mirar más, i no a copiado
el berso: solo a muerto, solo i solo;
  César Vallejo parte como bana
Pluma qe cae lo mismo qe a bolado,
I me e qedado esta tarde con el sol. ¡O!

Perder es la palabra más cruel de los caminos.
Amar, qisá lo meramente falso.
Tener, aser, coger, son esos calsos
Conqe se apunta en la tierra lo divino.
  De todo talbés nada sea más fino
Qel aire. Pero el agua es más i paso
La mitá de la bida echo un sedaso
De tierra para lus, qe cuese bino.
  Así sediendo de mí mismo entrego
Mi fermento a la caye de la bida:
No aso, no tiento, no amo mi comida,
  Con agua i aire i lus solos restregó
Este portento de bida qe me mata.
Pierdo. Gana la bida qe me cata.

         Debo confesar que no me ha sido fácil ni leer ni transcribir los textos de Joserramón Melendes; pero igualmente sus textos han despertado en mí algo que no me pasaba hace tiempo, la posibilidad de ver el vínculo con el lado lúdico del lenguaje, eso que parece tan fácil en los niños y en los poetas. Cotidianamente hacemos un uso práctico, utilitario del lenguaje, no solemos observar las posibilidades creativas que el lenguaje nos ofrece. En la obra del poeta puertorriqueño, tanto la construcción de las imágenes, como el particular uso de la ortografía, configuran un universo poético, anclado en las sonoridades de la lengua, que no tiene asideros miméticos con la realidad concreta, objetiva, pero que sin embargo, crea espacios, donde la emoción encuentra lugar, donde el vivir se expresa.

Beatriz Alicia García

 


           

                                    

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