Joserramón Melendes
Recientemente estuvieron en
Caracas varios escritores de Puerto Rico, invitados a la Feria Internacional
del Libro de Caracas (Filven), entre ellos se encontraba José Ramón Meléndez (1952), conocido en el ámbito cultural
puertorriqueño y latinoamericano como "Che" Melendes y en cuyos
textos editados unió sus dos nombres y tomó la versión portuguesa de su
apellido, firmando Joserramón Melendes.
Poeta y editor nacido en Río Piedras, el cual coordinó durante dos días un
taller de Escritura Creativa y dos de sus libros, La casa de la forma y Calaboso
fueron editados por la editorial estatal venezolana El Perro y La Rana,
bajo el título "Che Melendes en dos poemarios y una entrebista", que tuvo
también una presentación en la Feria. Estuve en su taller, el primer día,
durante el cual hablamos principalmente sobre poesía, tomando como punto de
partida unos tres textos que leímos los participantes. Yo no había llevado
textos propios, ni al parecer el resto de los participantes, pero recité de
memoria un brevísimo texto mío de "Acto de fe" y dos jóvenes,
haciendo uso de la tecnología, buscaron textos suyos con el celular y los
leyeron. En un post anterior escribí sobre el taller. Me interesa compartir en
este nueva entrada textos del poeta y escribir sobre su particular ortografía y
concepción de la escritura.
Joserramón
Melendes en su concepción de la escritura poética sigue el sendero de la
llamada Poesía concreta que surgió principalmente en Brasil, a comienzos de la
década del cincuenta del siglo XX. Si bien no hace caligramas, para Melendes es fundamental la expresión
visual, gráfica, del texto. Un sello distintivo de su poesía ha sido escribir,
ciñéndose lo más posible, no a las leyes gramáticas establecidas, sino al
sonido de las palabras cuando se pronuncian. En la entrevista publicada en la
edición venezolana de sus textos, expresa Melendes,
cuando se le pregunta por su particular uso de la ortografía (transcribo la
entrevista tal como está editada siguiendo la ortografía del autor):
La ortografía falsamente etimolójica
qe se utiliza en el español norma[tibo], i qe a sido impuesta por una academia,
se a movido en realidá con una belocidá infinitamente lenta; porque tenemos qe
asebtar qe la Academia, fundada en el siglo [18], fue presisamente para imponer
una norma aristocratisante a la ortografía. (...) Tú no le puedes imponer a un
niño qe escriba "vaso" con una v no mui distinta de la "b"
que usa para "bate"; tienes qe asérselo a batasos, para qe lo
entienda. Ai, pues, una serie de elementos absolutamente arcaicos en la lengua
española. Por ejemplo, el caso de los dígrafos qe no se pronunsian: si
escribimos q-u-e para desir "qe", i la u no tiene funsión alguna,
¿para qe usarla?
Su idea, pues, es escribir
de la manera más cercana a como suenan las palabras al pronunciarse. Por otra
parte, el poeta ha destacado la importancia de seguir los ritmos de la lengua y
su admiración por los clásicos de la lengua, los escritores del siglo de oro, o
escritores españoles más contemporáneos como Juan Ramón Jiménez. No en vano una
de las obras fundamentales del poeta puertorriqueño se llama La casa de la forma. Su concepción de lo
poético pasa por la materialidad del poema, el poema como forma, vinculada a la
lengua, la expresión verbal, pero también a la vida, en tanto el decir es parte
de la experiencia cotidiana, es la vida tomando una forma. No en el sentido de
lo estricto normativo, con lo que evidentemente busca romper, sino en tanto la
poesía pueda vincularse con su capacidad de expresión. Su libro La casa de la forma ha sido adoptado
dentro del programa educativo de la Universidad de Puerto Rico. Melendes entiende la poesía, y así lo
expresó en el taller, como "laboratorio de la palabra", trabaja con
el lenguaje a partir de la transgresión formal porque conoce los estilos y los
trastoca, no realiza meros malabarismos con el lenguaje, su poesía propone un
juego lúdico pero también se arraiga profundamente en lo humano. Comparto aquí
un par de textos suyos, ambos de La casa
de la forma. El primero con la gramática normativa y el segundo con su
particular gramática.
POEMA
a la luz
Cae la noche...
La mitad del cielo aún está
roja,
Pero el cielo de mi barrio
ya está gris.
Los postes de la luz ya se
encendieron
Y en el cielo la luna lo
imitó.
El árbol de quenepa está muy
quieto
Y el pino se confunde en el
monocolor.
Cerca se escucha la vieja
vellonera
Que alimenta el bolsillo de
un triste borrachón.
Y el monótono cubre el
monocolor.
La calle está vacía, alguno
que otro perro
El ventorrillo, el dueño
hecho bostezos,
Una ramera jugando en una
esquina,
Dos muchachos y un viejo.
(1969)
ALGUNOS
SONETOS EGOÍSTAS
(PERSONALIA)
Quiero
escribir, pero me sale espuma.
-Vallejo
I
SONETOS
BIBOS
Dedicatoria
César
Vallejo esplico tu partida
con
unos datos pocos al instante:
no
supiste vivir como la vida,
moriste
por morir, supiste ese arte;
pero no se te oscura la mochila
qedándote
de tierra seco y parte,
no
preferiste nada neutro en fila
de
sísi nos te isieron sicofante.
Elefante de lus, calbo de espuerto,
Energúmeno, arrós que come i caya,
Conosiste
la tarde de diez puertos
Qe te isieron amar una metralla;
Pero
se estrella el mar en tu aposento:
Vallejo
solo i muerto. Punto i raya.
(SONETO TERMINADO
¿Cómo se puede escribir en
esta vida
Repleta de ruinosas
nulidades?
Como ber colexiones de
corales,
De logaridmos, de asientos
de barbería:
No acoje nuestra lus la tubería
Qe comunica el sielo con los
mares,
Nos deja fuera el siclo i
las postales
Nos cuelgan las distansias i los días,
Del perchero nogtámbulo los sueños
Multiplican la sed por las
qimeras
Con la tabla del uno
liqidada;
Cuando el sero nos sierre con su esfera
Multiplicando la ducha de
los sueños,
Tendremos los asules por
bandadas.)
Morir
el 38 tanto frío,
en
el mundo i la muerte tanto frío,
tanto
frío en las venas torturadas,
tanto
frío en la sima del Perú,
en las minas basiadas oro ido,
tanto
frío en las cayes de París
i
en un pequeño choclo indiferente
entre
tanta avenida y tanto frío,
tanto frío en la muerte de algún ombre
qe
pudo aber sido otro si lo dejan
no
dejar su camisa almidonada
de la manera qe lo comprendía,
tanto
Vallejo en el mundo i los estantes,
en
el código i el presio tanto frío.
(La carrera del lápiz comienza
contra el mundo.
Arriba las estrellas palidecen de lejos.
No se nos cansa el asno de
estar boqiperplejo.
Se empoya el sol. Mañana
correrá nuebo el mundo.
Pero ahora estoi solo, solo i meditabundo
Como cualquier espejo, pes
lejos o asulejo,
Solo como un cristiano pensatibo
profundo,
Como un rotundo fundo me
undo o bagabundo.
¿Adónde será el jápenin exagto de esta ora?
¿Qé gerra estará en Marte,
la primera o la última?
Yo estoi aquí profundo, pensatibo
i fecundo.
Fecundo el ala seca de cualqier caracola
Qe el asar de un naufragio cualqiera
el mar última
Poniéndome en la boca este
eco sin segundo.)
César
Vallejo a muerto i yo vestido.
César
Vallejo partido para siempre:
de
nada sirbe sobarle la simiente,
la
tinta de su pájara aser nido;
César Vallejo a muerto como el ruido
de
sus tacos bajándose del puente
Mirabeau
para mirar la corriente
de
nuebo, i yo no estoi arrepentido;
César Vallejo a abierto la ventana
para
no mirar más, i no a copiado
el
berso: solo a muerto, solo i solo;
César Vallejo parte como bana
Pluma qe cae lo mismo qe a bolado,
I me e qedado esta tarde con el sol. ¡O!
Perder
es la palabra más cruel de los caminos.
Amar,
qisá lo meramente falso.
Tener,
aser, coger, son esos calsos
Conqe
se apunta en la tierra lo divino.
De todo talbés nada sea más fino
Qel aire.
Pero el agua es más i paso
La mitá
de la bida echo un sedaso
De tierra
para lus, qe cuese bino.
Así sediendo de mí mismo entrego
Mi fermento
a la caye de la bida:
No
aso, no tiento, no amo mi comida,
Con agua i aire i lus solos restregó
Este
portento de bida qe me mata.
Pierdo.
Gana la bida qe me cata.
Debo confesar que no me ha sido fácil
ni leer ni transcribir los textos de Joserramón Melendes; pero igualmente sus
textos han despertado en mí algo que no me pasaba hace tiempo, la posibilidad
de ver el vínculo con el lado lúdico del lenguaje, eso que parece tan fácil en
los niños y en los poetas. Cotidianamente hacemos un uso práctico, utilitario
del lenguaje, no solemos observar las posibilidades creativas que el lenguaje
nos ofrece. En la obra del poeta puertorriqueño, tanto la construcción de las
imágenes, como el particular uso de la ortografía, configuran un universo poético,
anclado en las sonoridades de la lengua, que no tiene asideros miméticos con la
realidad concreta, objetiva, pero que sin embargo, crea espacios, donde la
emoción encuentra lugar, donde el vivir se expresa.
Beatriz
Alicia García
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