martes, 31 de marzo de 2020

PIEDRA DE SOL





                     El 31 de marzo de 1914, nació el poeta y ensayista mexicano Octavio Paz. Paz ha sido para mí un referente fundamental desde hace más de treinta años, es uno de los escritores latinoamericanos que más he leído y que más les he leído a mis alumnos, especialmente su obra ensayística, pero es también un extraordinario poeta. El primer libro suyo que leí El arco y la lira, me lo prestó mi profesor de Castellano y Literatura del bachillerato, Mario Fernández. Sigue siendo hoy un libro de referencia para mí. Conozco pocos libros tan completos que traten sobre la Poesía y la escritura poética. Hoy para recordarlo quisiera compartir fragmentos de uno de sus poemas que más me gusta, “Piedra de sol”. Este poema pertenece a su libro La estación violenta (1948-1957). Sus versos poseen un ritmo extraordinario, son como un río que te lleva, así mismo lo expresa el poeta en una de las primeras imágenes del poema, el cual se inicia con un elemento que se reitera a través de su obra poética, el agua. Simbólicamente el agua podemos vincularla con la gestación, pero también con el fluir de la vida, que no se detiene, hasta que se detiene del todo. Ya lo decía Heráclito en la Antigüedad, “no nos bañamos dos veces en el mismo río”. Estos versos de Paz en su ritmo, en su composición así lo reiteran, en su recorrido por los avatares de la vida, en su incesante caminar allí representado. Del río pasa al mar, a la luz que ilumina los caminos, para llegar al cuerpo de la amada, que es también una ciudad, una ciudad asediada.

PIEDRA DE SOL
(Fragmentos iniciales)

un sauce de cristal, un chopo de agua,
un alto surtidor que el viento arquea,
un árbol bien plantado mas danzante,
un caminar de río que se curva,
avanza, retrocede, da un rodeo
y llega siempre:
                                   un caminar tranquilo
de estrella o primavera sin premura,
agua que con los párpados cerrados
mana todas la noche profecías,
unánime presencia en oleaje,
ola tras ola hasta cubrirlo todo,
verde soberanía sin ocaso
como el deslumbramiento de las alas
cuando se abren en mitad del cielo,

un caminar entre las espesuras
de los días futuros y el aciago
fulgor de la desdicha como un ave
petrificando el bosque con su canto
y las felicidades inminentes
entre las ramas que se desvanecen,
horas de luz que pican ya los pájaros,
presagios que se escapan de la mano,
una presencia como un canto súbito,
como el viento cantando en el incendio,
una mirada que sostiene en vilo
al mundo con sus mares y sus montes,
cuerpo de luz filtrada por un ágata,
piernas de luz, vientre de luz, bahías,
roca solar, cuerpo color de nube,
color de día rápido que salta,
la hora centellea y tiene cuerpo,
el mundo ya es visible por tu cuerpo,
es transparente por tu transparencia,

voy entre galerías de sonidos,
fluyo entre las presencias resonantes,
voy por las transparencias como un ciego,
un reflejo me borra, nazco en otro,
oh bosque de pilares encantados,
bajo los arcos de la luz penetro
los corredores de un otoño diáfano,

voy por tu cuerpo como por el mundo,
tu vientre es una plaza soleada,
tus pechos dos iglesias donde oficia
la sangre sus misterios paralelos,
mis miradas te cubren como yedra,
eres una ciudad que el mar asedia,
una muralla que la luz divide
en dos mitades de color durazno,
un paraje de sal, rocas y pájaros
bajo la ley del mediodía absorto,

vestida del color de mis deseos
como mi pensamiento vas desnuda,
voy por tus ojos como por el agua,
los tigres beben sueño en esos ojos,
el colibrí se quema en esas llamas,
voy por tu frente como por la luna,
como la nube por tu pensamiento,
voy por tu vientre como por tus sueños,

tu falda de maíz ondula y canta,
tu falda de cristal, tu falda de agua,
tus labios, tus cabellos, tus miradas,
toda la noche llueves, todo el día
abres mi pecho con tus dedos de agua,
sobre mis huesos llueves, en mi pecho
hunde raíces de agua un árbol líquido (…)

Octavio Paz

No hay comentarios: