a Eugenio Montejo, inmemoriam
Una tarde silenciosa
es buena
para despedir a un poeta;
aunque en verdad no tenga
palabras apropiadas.
Nunca me ha pertenecido otro paisaje,
Eugenio, que las veloces autopistas,
que como exiliados en tierra extranjera
entran en mis sueños
en la duermevela.
Pero tus versos
acompañaron mi adolescencia caraqueña
con su terredad,
llenándola de árboles y pájaros,
de paisajes remotos y lejanos en el tiempo
que se me hicieron familiares.
Como quien entra en un cuento de hadas
entre de la mano de Mafer Palacios
en tu poema de la casa:
"En lo profundo del cuerpo de la mujer
se construye la casa,
entre murmullos y silencios"...
Yo que nunca he podido
hacer casa
en tu poema la casa se hacía.
Dioses olvidados
habitaban tus poemas
como Orfeo y su lira,
porque aún en tus versos
la música del idioma
encontraba su tono y su métrica.
En el viejo y humilde taller blanco
de tu padre
se amasaron versos junto al pan,
se templaba
la hondura de tus estrofas.
En este triste silencio
que te convoca,
los dioses sean propicios,
para que tu palabra y la mía
puedan diaogar,
en ese breve instante que es la vida,
en ese breve instante que es la muerte,
en este instante del adiós.
Beatriz Alicia García
1 comentario:
Un gran poeta sin duda alguna...
Por otra parte, te molesto para informarte que haré lectura del cuento VIDA DE VACA en Librería Sónica. La lectura de los blogs literarios la hacemos en el último corte del programa. Al aire el domingo 22 de junio.
Saludos...
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