viernes, 18 de julio de 2008

MUJER CON HABITACIÓN PROPIA


I

¿Qué hago

con esta sed

esta inmensa sed

de silencio,

este océano

de no palabra

que me busca,

que me llama?


II

El reverso

del deseo

es esta sed


III

Esta sed

quiere

devorarme

es

llama

avivada


IV

Del otro lado

late

la llama,

la puerta cerrada

dice:

"vete"

-yo la cerré-.

La puerta cerrada

me reprocha

la cháchara vacía,

la banalidad

de mi voz

traidora.


V


La palabra

no oscurece

en el silencio,

se ilumina

en su origen,

para regresar,

blanca,

nueva,

más joven.


VI

¿Puedo

volver a buscar

la poesía

en esta sed?

¿Este hondo

silencio

es una señal?

¿Este desamparo?

¿Puedo

volver a arriesgarme

a perder

todo asidero,

a jugar

con la navaja?

Tengo miedo,

pero mi sed es mayor.


VIII

La mujer sola

con habitación propia

se lanza cuchillos

con los ojos vendados,

juega al circo,

a la trapecista

que ama el vacío,

a la domadora

de los leones

de su alma.

3 comentarios:

José Gregorio Bello Porras dijo...

Hola Beatriz. Extraordinario poema este de Mujer con habitación propia. Para mí es un placer reencontrarte en este lugar tan fresco y devorado por la llama de la poesía. Te felicito.
Siempre me acuerdo de ti. Cada vez que veo Monseñor en Fotos, aparece tu imagen tipeando el texto en la oficina del CELARG. Agradables momentos y recuerdos. Saludos,
José Gregorio Bello Porras

Beatriz Alicia García Naranjo dijo...

Gracias por tu comentario José Gregorio. Lo que yo no sabía cuando trabajamos juntos era el estrecho vínculo que otrora habían tenido mi papá y tu tío, el padre Porras. Es decir, no sabía que eras su sobrino. Yo también recuerdo gratamente mi estadía en la coordinación de Publicaciones del Celarg. Armas Alfonzo es realmente un personaje inolvidable. Para mí fue un aprendizaje enorme, que en tu caso compartimos un tiempo. Me contenta haber recibido tus blog.

Saludos afectuosos

mharía vázquez benarroch dijo...

un poema que es piel de eternidad beatriz alicia. no te detengas, sigue en la poesía aunque la diosa exija los huesos.