sábado, 7 de junio de 2008

Novísimos narradores caraqueños 3


VIDA DE VACA


Leonor Roquett


Siempre se había sentido tan especial, todas las mañanas se levantaba con la luz del sol en sus hermosos párpados, el canto del gallo llegaba a su aposento mientras estiraba sus coquetas pezuñas. Definitivamente era la favorita del señor, siempre la cuidaba: "Este hombre si me quiere. No me puedo fijar en esos toros cuando tengo estas fuertes manos que me cuidarán hasta el fin de mis días; él se fija más allá de mis brillantes manchas negras o de mis largas pestañas, él me quiere por lo que soy".

Mientras el gallo continuaba su alarmante canto, unos pies fríos se posaron en las tablas de madera, caminaron hacia el baño en donde después de lavar su cara el granjero observó a la vaca, tan inerte, sucia, casi estúpida a veces; era el animal que más odiaba, su olor le repugnaba, el tiempo que pasaba cuidando a aquel asqueroso animal era sólo por obligación, pero contaba los días para el término de ese lastimoso deber.

Al oír los fuertes pasos de su fiel amado la vaca se paraba en la pose más seductora que un animal de cuatro patas podía lograr, sus ojos brillaban y su cola realizaba movimientos casi hipnóticos, sabía que todos los métodos que con tanta precisión estudiaba y practicaba en sus ratos de soledad surtían efecto ya que, el hombre en cuestión, no pasaba un día sin visitarla y las comidas románticas que le servía a diario la impresionaban cada vez más, los ricos manjares de pasto que le brindaba no se comparaban con aquellos ofrecidos por sus pretendientes toros.

Mientras él se acercaba, los sonidos de ese condenado animal se hacían más fuertes, el olor penetraba en su cuerpo mientras sus pies seguían moviéndose casi a manera de tortura al inevitable encuentro. Observaba su pelaje, sus movimientos torpes y su molesta presencia mientras la atendía con la mayor rapidez posible, sin olvidar que ese día se acercaba cada vez más con el pasar de los minutos.

La vaca pasaba el día recreando en su cabeza el tan precioso momento, y realizando planes para el siguiente día, pero ésta no era cualquier vaca, ella era ambiciosa, se veía a sí misma como dueña y señora de la hacienda porque la relación sería formal. La vaca se perdía en tan hermoso recuerdo. Al parecer la vaca no escuchaba la risa constante de sus compañeros animales, se habían cansado de hacerla entrar en razón y se limitaban a hacer comentarios entre ellos en forma jocosa.

El granjero se sentía feliz de que su momento con la vaca había terminado, aunque lo atormentaba la idea de que el próximo día otro espantoso encuentro se tenía que llevar a cabo. Pero pronto su tormento terminaría.

Ese día el gallo cantó de manera más estruendosa, los animales susurraban la noticia conocida por todos, por todos excepto por la vaca, lo spollitos reunidos en grupo movían sus pequeñas alitas mientras el granjero caminaba con paso decidido.

Al ver que el granjero deseaba llevarla a un lugar alejado la vaca no puso resistencia. El granjero, aún asqueado por la cercanía del animal caminaba de forma apresurada. La vaca con sus grandes y enamorados ojos se dejaba llevar por tan fuertes manos, deseando que ese moento durara para siempre. Al fin llegaron al lugar, ambos corazones latían sin cesar, ambos nerviosos, exaltados por lo que venía; el común ruido de los animales era inexistente.

La vaca al ver los brillantes cuchillos al frente de su cuerpo sintió una enorme decepción, una tristeza que hacía brotar lágrimas de sus ojos. Se sentía traicionada, humillada, decepcionada ante su propio destino. Allí estaba él, causante de tantas alegrías y ahora de tanto sufrimiento, batiendo los cuchillos en señal de victoria. Era el momento más esperado, su felicidad se notaba en su brillante sonrisa, mientras saboreaba de forma anticipada la rica parrilla del almuerzo del próximo día, mientras la vaca reafirmaba entre sollozos que todos los hombres son iguales.



miércoles, 4 de junio de 2008

POESIA ITALIANA CONTEMPORÁNEA I




En el reciente Festival internacional de Poesía de Caracas tuve la oportunidad de asistir a la presentación de dos libros editados por Monte Ávila Editores de poesía italiana contemporánea, el libro "El bar del tiempo y otros poemas" de Davide Rondoni y una antología de poesía italiana contemporánea, cuyo nombre no recuerdo en este momento pero sobre la cual comentaré después en otros post. Tuve además la oportunidad de conocer a Rondoni (Forli, Italia, 1964). Me resultó francamente encantador. Bello. La foto que conseguí en internet no le hace justicia. Escritor, poeta, ensayista y traductor de diversos poetas franceses de los siglos XIX y XX. Entre sus libros de poesía se encuentran: No estás muerto, amor (2001), El bar del tiempo (1999), Habría amado a cualquiera (2003), El agua visitada por el fuego (2005). Es autor del ensayo La palabra encendida (2006) y de textos teatrales como El veneno.


Copio aquí un poema de Rondoni en su versión original y luego su traducción por Erika Reginato (joven poeta venezolana de origen italiano)






Le donne sono il tempo degli uomini,


i loro nomi un vento che raramente


si posa, il bacio è nella memoria


la rosa che non declina.




Il loro volto è una fiammadi anni,


la ruota del sole che rallenta, sono la storia,


l' andatura contraria


alla trafila bassa di ogni mattina,


ilcontrotempo che oscuro


batte nel sangue.




Ogni volta


il mio baciamano imaginario


è una forte cortesia,


quasi uno sgomento:


la loro bellezza è il tempo,


il battito d' eterno nell' ora che va via.




Davide Rondoni




&&&




Las mujeres son el tiempode los hombres,


sus nombres, un viento que extrañamente


se detiene, el beso está en la memoria,


es la rosa que no declina.




Sus rostros son una llama de años,


la rueda del sol que declina; son la historia,


la andadura contraria,


el trefilado bajo de cada mañana,


el contratiempo que oscuro


late en la sangre.




A veces


mi besamano imaginario


es una fuerte cortesía,


casi una consternación:


el tiempo es la belleza que poseen,


el latido eterno a la hora que se va.

Novísimos narradores caraqueños 2


HECHIZO ROJIZO


Mariana Falcón


Ahí se encontraba, tendida delargo a largo en el suelo. Estaba un poco desorientada y confundida. Sentía un vacío en el estómago, sensación que iba en aumento a medida que recuperaba la conciencia.No lo recordaba todo, por lo menos no completamente. A medida que intentaba recordar miró a su alrededor, se encontraba en el sótano de una casa que le parecía bastante familiar. Sintió un fuerte ruido de pasos en el parquet del piso de arriba. Se acercó hacia las escaleras y subió al primer piso de la casa. Al abrir la puerta se encontró con un espejo, en el que se observó con detenimiento. Llevaba una falda ancha y larga un poco desteñida color negro y una camiseta del mismo color pero ésta bastante pegada al cuerpo. Tenía el cabello rojizo, largo y liso. No perdió más tiempo observándose, siguió avanzando con la intención de recorrer la casa sin tener ningún motivo aparentemente. Al cruzar vio una pared con cientos de fotos, a medida que iba viendo cada una de ellas sentía más ganas de ver la siguiente. De repente se escuchó un llanto de una mujer, sonido que distrajo su atención y la llevó a ver de dónde provenía tan estruendoso ruido. Cuando llegó a la cocina observó de lejos a una mujer algo mayor, tenía alrededor de 60 años, con el cabello blanco nieve, sentada con los codos en la mesa y las manos en la cara, se veía destrozada. La muchacha se quedó paralizada sin saber qué hacer. La señora subió la cara y la miró fíjamente y le dijo: "Ahora lo entendí"y dirigió los ojos al cuello de la muchacha. Al ver esto la muchacha bajó la mirada y encontró en su cuello un collar con un frasco en miniatura. La muchacha como por arte de magia recordó todo, abrió el frasco en miniatura se tomó un líquido que contenía y seguidamente pronunció: "Esto no fue lo que pensé, devuélveme a donde empecé".

La muchacha se encontraba en el mismo sótano pero un poco diferente, diferencia que a ella le resultaba de mayor comodidad. Se encontraba en el medio de un círculo de velas con rayones de tiza. Fue ahí donde recordó todo: Ella era bruja e intentando hacer un complicado hechizo, al parecer, viajó en el tiempo por equivocación. Sin embargo, nunca entendió quién era la persona que se había encontrado en su viaje. Al pasar los años la muchacha creció y aprendió a utilizar sus trucos mejor, estaba orgullosa de la "herencia especial" que le había dejado su familia. A pesar de esto su hija no compartía ese sentimiento de orgullo. La hija aunque continuaba viviendo con ella no dejaba que le contara historias ni nada parecido. Un día estaban en la cocina cuando tuvieron la pelea más fuerte, en la que su hija decidió irse. Recogió sus cosas diciendo que no quería verla nunca más. Su hija salió de la casa muy molesta, cuando ella llorando desconsolada subió la cabeza y se vio a ella misma hace 40 años atrás y dijo: "Ahora lo entendí".

jueves, 29 de mayo de 2008

NOVÍSIMOS NARRADORES CARAQUEÑOS I


Como ya he comentado con anterioridad en este blog, prácticamente han desaparecido los espacios impresos donde la nueva generación de creadores venezolanos y caraqueños puedan publicar sus textos, o cualquier otra generación que escriba. Es por ello que le he ofrecido a mis alumnos de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad Central de Venezuela un espacio en mi bitácora, gratamente sorprendida por algunos de los textos que me están entregando en el curso que actualmente dicto. Inicio, pues, este espacio para los novísimos narradores caraqueños con un texto de Andreína Acosta, estudiante del segundo semestre:


LA VIDA
Andreína Acosta

Doce del mediodía. Sol abrasante, brisa inexistente, multitud atrincherada, estruendo incesante. Centro de Caracas. Sentado al volante de mi carrito por puesto. Cansado, sudado, hambriento y malhumorado. Miro hacia atrás y observo mi trabajo, concurrido, mediocre, ruidoso. Miro hacia afuera y me provoca salir corriendo, a abrazar esa niña de 6 años, a comer arroz con pollo, a fumarme un cigarro, a ser chamito otra vez y ser feliz jugando béisbol. De veras el calor es insoportable. Sube una viejita, no paga el pasaje, sube un muchacho alto y paga su pasaje completo. Sube un extraño señor, de ojos amarillos y cabello teñido del mismo color. No tiene un diente pero tiene una bolsa en su mano izquierda, en la derecha un arma calibre 22. Al verlo pienso "estoy frito" y automáticamente mis manos, sin mi permiso, comienzan a apretar la corneta, una y otra vez. Miro nuevamente hacia afuera, nadie se entera de nada, mi corneta está ignorada, sobrevaluada, opacada, perdida sin retorno entre tantas otras cornetas y tanto estruendo. Miro alseñor con ojos de súplica. No sirve de nada. Me pone el arma en la cien y con delicadeza me dice "cierra la puerta". En este momento dejo de pensar, mis neuronas se van a-no-sé-dónde y hago lo que el malhechor me ordena, el pánico se apodera lentamente de mí. "Mire pa'lante y no haga nada extraño, compórtese normal". Eso hago, solo observo la calle trancada que está frente a mis ojos. La cola interminable. El semáforo tan lejos y tan apagado. Los buhoneros tan numerosos, la calle tan colapsada. Nadie se enterará que esto ocurre en mi carrito por puesto. El hombre camina hacia atrás y vaya usted a saber qué hizo y deshizo con mis pobres pasajeros. A los dos minutos vuelvo a sentir el acero frío en la cien, y locamente siento un extraño alivio. "Gracias mi pana, dame tu aparato celular ahí y ábreme la puerta si no es mucha molestia"... Escucho ahora a todas las personas detrás de mí, llorando, gritando, desesperados. Apenas abra esa puerta todos enloquecerán. Creo que cuando llegue a Capitolio dejaré de trabajar por hoy, y me iré a ver a mi chamita, mi vida. "Dios me lo bendiga, papá", y abrí la puerta de mi carrito.

Doce del mediodía. Por la ventanita entra apenas un fresquito lleno de humo y un olor extraño. El calor es impresionante. El ruido terrible de los carros afuera hace que duela la cabeza. La bolsa del mercado que tengo en las manos no permite que corra sangre hasta la punta de los dedos de mi mano derecha, está dormida. La carpeta con los papeles de la universidad de mi hijo está en mi mano izquierda. La cuido como a nada, lo han becado por completo en una universidad de afuera y no puedo estar más orgullosa. No me aguanto a llegar a la casa para decirle que ya todo está listo, que tengo todo aquí, en mi carpetica de tela. La camionetica está llena, pero logré sentarme en la ventanita a nivel de medio pasillo. De repente entra al carrito un muchacho extrañísimo. Con ropa inapropiada, así es. Tendrá la edad de mi hijo. Qué susto tan terrible al ver el arma en sus manos y la bolsa negra de basura. Le dice algo al conductor, sí, le dijo algo. Lo amenaza con la pistola y yo me siento amenazada. Empieza a caminar hacia mí, a su paso arrebata de las manos de todos sus pertenencias, celulares, carteras, dinero, relojes, reproductores de esos modernos, de música. Llega a mí. "Esta humilde señora no tiene nada que darte hijo, llévate la comida, si quieres y este par de monedas". Mi voz tiembla. Se parece mucho a mi hijo. Joven, alto y fuerte. La carpeta de la universidad se mantiene oculta entre mi espalda y el asiento y un Padre Nuestro se me queda a medias cuando el muchacho la ve y la toma. Mis súplicas hacia él no son escuchadas, lloro y jalo su camisa, y el delincuente deja de parecerse a mi hijo y me apunta con el arma. "Tranquila viejita o tu sabes". Miro al espaldar del asiento de enfrente, está un Divino Niño Jesús. Se me olvida el Padre Nuestro. Los segundos pasan volando. El malhechor vuelve a pasarme por al lado, le dice algo al conductor. El conductor exhala y relaja su posición, pude notarlo. Abre la puerta y deja marcharse al ladrón, lo veo marcharse con la vida de mi hijo... metida en un saco negro.

Doce del mediodía. Mi jornada de trabajo culmina por hoy. Poco a poco reúno el dinero para presentar la prueba de aptitud académica que se aplicará en unos días. Subo al carrito que me deja en mi casa detrás de una viejita coja. Me dispongo a pasar largo rato aquí adentro, la cola es bestial. Pago mi pasaje completo y siento un dejo de melancolía cuando leo sobre el retrovisor: "Estudiantes con carnet Bs. 3". Camino hacia el final, hasta la última fila de puestos. Tranquilo, lentamente. El carrito es un lugar fresco comparado con mi isleta y mi semáforo. Encuentro un lugar en el asiento que da hacia el pasillo, y veo caminar hacia mí a un muchacho de mi barrio. Juan de Dios. "Este men tiene mala fama", pienso sin más preocupación que el hambre que resuena en mi estómago. ¡Qué impresión cuando veo que Juan está asaltando a la gente! Robándole todo y metiéndolo en una bolsa negra. Apunta a tres señoras con su pistola 22, hasta llegar a mí. "Pasó hermano, ¿cómo 'ta todo?. "Dame ahí to' lo que ganaste hoy, y no estaría mal que me dieras esos palos también". Mis ojos se salen de sus órbitas, mis manos tiemblan, mi respiración se entrecorta, las palabras no salen de mi boca. Mis malabares no, mis malabares no. Mi mirada le suplica. No sé de dónde sale la fuerza que aplico en impedir que me los arrebate. ¡Mis malabares no! Pero es inútil. Me los quita y se ríe y saca la lengua y me apunta con la pistola en el medio de la frente. Mis malabares. Se da la media vuelta y camina de nuevo hacia adelante, le dice algo al conductor, ¿qué le habrá dicho? y se baja tan campante del carrito. Mis malabares. ¿Eso es todo, así de fácil? Mis malabares, tanto que valen mis malabares. Doce y diez minutos del medio día. Hace un frío terrible. ¿Sabrá Juan de Dios que en su bolsa negra de basura se llevó mi vida?


viernes, 16 de mayo de 2008

POEMAS DE ANA MARIA DEL RE





TRAZOS

I

No escribes el poema
sino su nostalgia
su íntima penuria

II

Espacios
entre el silencio
y esta palabra incierta
que se fuga

III

Blanco
en cada pliegue
en cada minúscula
hendidura

IV

Palabra escindida
tu nombre
trazo apenas

V

Un tiempo
de silencio
hiere
la memoria

VI

Lenta
borrando formas
buscas lo claro
la línea inmensurable.



Ana María del Re
Poeta, traductora, docente venezolana, licenciada en Letras y Francés, Magister en literatura Hispanoamericana y doctora en Letras. Recientemente la editorial venezolana Bid & Co editó una antología de sus textos poéticos. La compartó con los lectores de este blog y en particular con los lectores venezolanos porque es una poeta con la que se me ha dado un diálogo profundo y sus textos no eran quizá de fácil acceso. Celebro la reedición de Bid & Co.

lunes, 5 de mayo de 2008

Un encuentro internacional de escritoras y un foro sobre la enseñanza de la poesía en Venezuela

Ya es vox populi entre los escritores y las escritoras venezolanos el tema de que tristemente hemos perdido los espacios que en otros tiempos tuvimos para publicar nuestro trabajo creativo y nuestras reflexiones sobre el arte y la literatura. Creo que en este mi ecléctico blog ya comenté lo que ha pasado con la revista Imagen, que por desinterés y desidia hemos tenido que darle su rest in peace. Pero los escritores y las escritoras venezolanos seguimos leyendo y seguimos escribiendo, por supuesto. Hoy más que nunca se están editando libros de todos los géneros y calidades. Y asimismo en los últimos años se han venido realizando diversos encuentros y reflexiones. Muy especialmente entre los narradores. Recientemente por tercer año consecutivo se llevo a cabo la semana de la narrativa que organizan Héctor Torres (Ficciónbreve.com) y la reconocida narradora Ana Teresa Torres,en la cual leen sus textos jóvenes narradores inéditos. De igual modo en el marco de la celebración de los 40 años de Monte Ávila Editores un grupo de narradores y poetas leyeron algunos de sus textos en la sede de la Casa de Rómulo Gallegos: Antonieta Madrid, Stefania Mosca, Rodrigo Blanco, Luis Laya y el actual director de Biblioteca Ayacucho, Humberto Mata, entre los narradores, Juan Calzadilla, Beverly Pérez Rego entre los poetas que puedo recordar. Dos semanas atrás se abrió un interesante espacio para la reflexión con el VIII Encuentro Internacional de Escritoras, en el que se rindió homenaje a nuestra inolvidable Elisabeth Schön. Yo misma leí unas líneas sobre la poeta, a pesar de encontrarme con una gripe de esas tenaces. Mas no pude asistir a un recital poético que se realizó en la Universidad Metropolitana, mis fuerzas no me daban para tamaño esfuerzo. En este encuentro pude reencontrarme con dos poetas amigas de Mérida que conocí en el 2003, cuando pasé una temporada en la ciudad de los caballeros. Quiero copiar aquí un par de poemas de Mireya Krispín, quien tuvo la gentileza de regalarme , posee una simpatía y vivacidad que pudiera resultar contradictoria al leer algunos de sus versos de corte ontológico, pero así somos los poetas, un poco contradictorios a ratos:
TRANSPARENCIA
El tiempo avanza con la espiga
y el trigo
Reposa en la luz
como un arma dormida.
Deslizo la mañana como vino
mientras la verdad habita el silencio y
el sol anida en la fruta madura.
Sobre las cenizas crece la maleza.
Los hombres labran la felicidad
en el poder y la opulencia.
(De Recóndita clave originaria)
LAS FIERAS NO SE RINDEN
Aparecen caminos tortuosos
montañas de lodo impiden el paso
El océano oculta la transparencia
Se cierran los senderos y sólo
se contemplan recuas de zarzas
Las espinas producen hinchazón
las manos desvencijadas
no alcanzan ramas que asir
Un veto medular desarticula
la unidad básica
Hay contradicción
Las formas se sumergen
y al contacto con los sentidos
debilitan la conciencia
Brotan sílabas incoherentes
Perdida la expresión del lenguaje
los fenómenos se ocultan
desarticulan mis símbolos
anulan el poder
Los seres evocados luchan
las fieras no se rinden
Los fieles entran en contacto
el oficiante se lanza del cuerpo
y cierra la puerta de los sentidos
Tabay, 3-7-1984
De la otra amiga de Mérida que reencontré María Luisa Lazzaro no tengo poemas, pero me dijo que tenía una página web: marial-lazzaro.com. Marial tuvo la gentileza de acogerme en su casa de Mérida un par de semana cuando estuve por allá. Es también narradora y ha escrito textos para niños. Un fuertísimo abrazo para ambas, me contenta haberlas vuelto a ver. Como quedó grabada en mi memoria la fortaleza y simpatía de Mairym Cruz-Bernall, de quien copio también un texto suyo:
ME CAÍ DEL MUNDO
qué fue lo que llenaste que ahora no puedo estar quieta.
te busco sabiendo que no has de aparecer. qué fue lo
que inventé en ti. Un hombre que amé por un segundo.
como la voladora ama la luz hasta quemarse. ahora
me duele el estómago. frágil emoción. no. otra deuda
sin cancelar.ni puedo imaginar las calles que caminas.
nunca te pregunté el nombre de tu barrio, la hora en que
la luz desciende y asciende. el largo de tu pelo. no quise
saber nada. ahora todo me derrumba. no saber me abre
un hueco. y tú quién eres. tan tranquila la niña. tan de sí
misma. de su soledad desenfrenada.vuelvo a ser el
amor con el hombre no deseado, eso no lo debo escribir.
me caí del mundo. colecciono mis pedazos. desbordada
en la fuente de agua viva. los dientes de la rosa vuelven a
morder. en mis muslos. en la planta de los pies.no mejora
mi hpmbro izquierdo. imposible que mejore nada en
mí si sigo acumulando deudas. un hombre. otro. ahora
tú. falta el hombre que haga paisajes. árboles de pieles
seductoras. qué fue lo que llenaste que ahora me falta
tan terríblemente.
Mairym Cruz-Bernall, Puerto Rico
Como conversaba con Daniel, un amigo que ha escrito poesía y tiene una página web: http://www.panfletonegro.com/, a quien me encontré por azar hace pocos días y almorzamos juntos, la web world wide parece haberse convertido en el refugio de los poetas y escritores autoexiliados de esta tierra de gracia. Aquí es donde puede leerse lo que escribimos, porque nuestro país, en el que teníamos espacios para publicar en qué andábamos se esfumó. Vivimos en el único país que nadie ha podido ni podrá quitarle a los creadores.
Saludo también la iniciativa de los muchachos de El Salmón Willi Mackey y Salvador, que quieren rescatar la memoria poética venezolana. Suerte muchachos, a fin de cuentas, el que busca encuentra, a lo mejor encuentran un país llamado Venezuela donde hay poetas, buenos poetas, con graves problemas para ser reales. O andan en torres de marfil o andan en la web o andan en una revolución que nadie ha podido delimitar con claridad. Pero así es la poesía, queridos. Bienvenidos. Lo que si está claro para mí es que la poesía no se enseña amigos, o vives en ella o no. Nadie puede enseñarte eso. A vivir en la poesía. Lo que algunos entusiastas hemos hecho durante mucho tiempo es ayudar a otros a valorar la poesía.
Caracas, 5 de mayo de 2008, después de tres semanas sin respiro, una gripe feroz y extenuante, la segunda mudanza en dos meses, y el optimismo de los poetas que sobreviven en esta tierra de gracia.

jueves, 17 de abril de 2008

POEMAS DE LUISA DEL VALLE SILVA


Andar

Andar, andar, sin objeto, sin rumbo,
que se enrosque el cansancio como sierpe en mi cuerpo.
Andar, andar, hasta quedar rendida
y dormir en la noche con un sueño sin sueños.

Cruzar calles apretadas de gente
donde aturden mil ruidos y estorban las miradas,
o calles silenciosas y vacías
donde, como un escándalo, resuenan las pisadas.

Caminar, engañando a cada paso
al anhelo que pide ir donde el alma quiere.
Cargar con este anhelo a todas partes
sin lograr nunca que su rumbo encuentre.

Andar...Mientras en loco remolino
el pensamiento se abre caminos ignorados:
galerías fantásticas, túneles de misterio
abiertos al ensueño lejano.

Andar...hasta que fatigue sus aspas
la inquietud que golpea sobre mi alma y mi cuerpo.
Andar...Andar...hasta quedar rendida
y dormir en la noche con un sueño sin sueños.

(de Humo, 1926-1929)

Regreso

Vengo de muy lejos...
de no sé qué país...
Vengo de regreso de un sueño...
¿Podré acaso volver a vivir?

Regreso de un sueño...
dejadme en silencio llegar...
¡Qué dura es la piedra negra de la orilla!
¿Qué blando, qué azul es el mar!

Regreso de un sueño...¿Qué traigo?
Traigo...¡qué se yo!
Unas veces pienso que traigo un tesoro
y otras que el tesoro jamás existió.

Regreso...No conozco a nadie...
Nadie me conoce...¿Cuánto ha que partí?
Hay que caminar por la tierra de nuevo...
¡volver a vivir!

(de Humo, 1926-1929)

Luz

Han caído muchas vendas de mis ojos,
azules, rosadas,
vendas de muchos colores
que la vida me desdibujaban.

Buscando belleza
vagaban mis ojos
por entre una niebla de ilusiones,
y un vapor de sueños lo empañaba todo.

Ahora mis ojos desvendados,
abiertos, sólo quieren mirar
de frente la luz, aunque hiera...
Ahora sólo buscan Verdad.

(de Luz, 1930-1940)